Libertad fue la palabra más escuchada del fin de semana en el Monte Tossal. Cumplir 20 años es lo que tiene, que uno quiere independizarse, volar, descubrir cosas diferentes… pero también es la época en la que los apegos son más necesarios, porque, curiosamente, cuando debes definir tu idiosincrasia es cuando te das cuenta, realmente, de quien eres.
Yo no soy quien para definir la andadura del Alacant Desperta. Sólo sé lo que a mi me aporta en ese rato del año que lo disfruto: diversión. Incluso aunque me toque mojarme, o una actuación me decepcione. Da igual, en esencia, el crecimiento de la expresión requiere estos experimentos conjuntos, esa reafirmación de un tejido que, como el traje del emperador, es invisible para muchos, pero desnuda las virtudes y las carencias de lo que todos somos.
Y así, sin etiquetas que nos escuden, es más fácil definir la libertad que pretendemos obtener. No siempre nos va a rimar como es debido, igual no damos con el sonido, o tenemos que convertirlo todo en un circo para que cuando nos toque ir con pies de plomo, o ponernos los zancos, no perdamos, del todo, el equilibrio.
Cuando llega ese momento, es bueno tener cerca gente que te ayude a volverte a poner de pie. Eso también es gratis, como hablar, como escuchar, como disfrutar de que tu hija sonría, o de que la lluvia se desestigmatice en plena sequía. Porque si algo sigue necesitando Alicante es más debate, y más gente que se moje.
Puedes actuar, o no. Puedes compartirlo más, o menos. Puedes interiorizarlo o sentirlo como te apetezca. He ahí el fruto del cultivo. La sinergia. El hilo invisible, la plenitud de la vida esperando que la experiencia acabe de darle forma a la expansión.
Podría ser mejor, sí. Como toda juventud. Justo para eso llegarán ahora los balances y los bocetos del cumpleaños 21 en el que TÚ, también, puedes participar.
Como todo en la vida, más que el cuento, importa la moraleja que tu saques de él. Cuanto hayas aprendido, cómo hayas decidido divertirte, lo que dejes que te moje y con quién has decidido empaparte. Más allá de la cultura de base, está la imagen de un telescopio apuntando al futuro, la poesía que nadie había podido escuchar hasta hoy, el ritmo de una batucada y tú tumbado, mirando al cielo sin necesidad de levantar la mirada.
¡Viva la autogestión! ¡Viva la cultura de base! ¡Vivan las que hilan su diversión a las artes! y ¡Visca Alacant, despertando!
Gardel tenía razón: 20 años (aún), no es nada.
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