Sol, ese es el argumento básico de toda campaña publicitaria destinada a vender los encantos de la Costa Blanca. El sol es luz, Lorenzo es vida, la gente morena, en manga corta, bebiendo sangría y tomando el sol en playas envidiables.
Más allá de esa estampa hay una realidad que también se nutre de los rayos ultravioletas y que, por desgracia, se vende peor, de hecho, no hay una puñetera campaña extendiendo la buena nueva de actividades que dan vida a pueblos y ciudades de nuestro entorno. Propuestas que generan empleo, comercio y mucho más dinero (y buena imagen) que la que pueda suponer un guiri haciendo el ridículo borracho por un paseo marítimo que ha costado una millonada.
Con junio llegó el Elx Al Carrer, la Nit del Art de Altea, Quintana en Flor, el Benaluarte, las actividades del Festival de Cine de Sant Joan y alguna movida más. Marcos ideales para fotos de influencers, vídeos con fondos repletos de gente, gotas de civismo y educación con niños aplaudiendo performances, espectáculos de circo y otras cosas que, por desgracia, no suelen ver en su rutina de colegios del siglo XIX,.. en definitiva, el encuentro casual con la cultura en el lugar donde todo nace: la calle, el aprovechamiento máximo del sol, del espacio, de las campañas de captación de guiris que parecían más felices allí que dando la misma vuelta 40 veces por el puerto de Alicante.
Esta mañana teníamos casi 300 mensajes, en todos los idiomas, agradeciéndonos nuestra labor de difusión, la molestia de buscar fotos un sábado, de ser pesados el domingo, de contestar las dudas que no les contestan ni organizadores, ni concejalías, ni oficinas de turismo de los lugares «en fiesta».
Nos gustaría contestar uno a uno, diciendo que ninguno de esos 5 actos, que con tanto interés promocionamos, y contribuímos a llenar, nos pagaron un euro. ¿Por qué? Por que las campañas culturales tienen el presupuesto restringido, porque la difusión nadie la tiene en cuenta (a pesar de su influencia), porque esto no interesa dicen los que no tienen ni puta idea de lo que educa, de lo que genera, de lo que enriquece material e inmaterialmente. Los que, a diferencia de nosotros, pecan de falta de compromiso.
Porque si realmente les interesase ésto, habría un autobús cruzando la provincia todo el fin de semana, o al menos, se preocuparían de que el alicantino pudiese llegar a Elche, el ilicitano a Altea, y el alteano a Sant Joan, más allá de las ocho de la tarde, hora de comienzo de muchas actividades, y de finalización de la mayoría de servicios de transporte de esta bendita provincia noctámbula.
Si les preocupara, habría panfletos anunciadores en las oficinas de turismo de toda la provincia, anuncios en todas las revistas, blogs y periódicos, fotos en todas las redes… como las hay de eventos mucho menos exitosos con los que nos taladran todos los días.
El sol no es patrimonio de lo cutre. El visitante no solo busca sangría y paellas congeladas. De hecho, los ciudadanos de esta provincia, demandan alicientes, novedades, vida en sus barrios y una pizca de luz que les haga sentirse representados con lo que les rodea.
Quizá algún día los cutres se queden en la playa y los bastones de mando de las ciudades los porte gente comprometida, empática y con la suficiente cabeza para entender que a veces hay que apostar por la cultura.
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