Este fin de semana se ha demostrado que hablar de sol y playa es limitar demasiado la definición de Alicante como ciudad. Tal vez no sea más que una percepción, pero es generalizada la sensación de que ni los políticos, ni los promotores de turismo, ni los publicistas que contratan los comercios locales, venden bien la esencia de lo que, en realidad, somos y todo el abanico de opciones que esta ciudad ofrece a quien pasa aquí un fin de semana.
Sin ir más lejos, estos días, diferentes rincones de la Alicante han acogido propuestas diversas que, en realidad, no han hecho otra cosa que demostrar dos cosas:
- Que la comunidad artística de La Terreta tiene muchos mimbres para nutrir de cultura el futuro
- Que los alicantinos sabemos divertirnos y hacer que los que vienen a vernos se diviertan,también.
Por suerte, no nos faltan promotores privados, que a falta de la financiación pública que diputación y ayuntamiento tiran a la basura, tienen una alta dosis de imaginación y dibujan un mapa de opciones como La primera edición de La Estación: un compendio de conciertos, exposición del diseño local, intercambio de pareceres, talleres y cerveza Mahou. Mientras en Cigarreras, los artistas locales montaban otro sarao con música, cuentacuentos, el fin de una exitosa exposición y, también, mucha gente.
Y entre medias, Baltimore nos traía a Protex, las asociaciones culturales daban luz a sus programaciones habituales, los restauradores no daban abasto con las reservas, el Soda cumple 8 años, el Jendrix 25… y entre eso, nuestra agenda y el crecimiento de la necesidad del ciudadano, cada vez más exigente en cómo gastar su tiempo de ocio… nos encontramos como resultado: LA DIVERSIÓN, al sol y con la playa en el horizonte, pero con la certeza de que a nada que los estamentos públicos invirtieran en desarrollar, calendarizar y difundir todo ésto, tendríamos un turismo mucho más productivo, «gastón» y menos chabacano que el que ahora tenemos.
Tal vez es hora de que nos pongamos exigentes, no con el que tiene la imaginación, sino con quien tiene los medios para hacer las inversiones pertinentes en el desarrollo y la extensión de esa imaginación. Con un poco de ímpetu para tejer todas estas propuestas, las necesidades y la optimización de los medios a utilizar, lo que hoy algunos consideran un ocio de minorías pisaría los números que dejan sin fondo a la cultura para poco más que dar una imagen que poco tiene que ver con lo que somos
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