El Ayuntamiento de Alicante es una de cal y una de arena. Uno nunca sabe a qué atenerse, porque más que un proyecto de ciudad, cada día nos encontramos con un parche, como si hubiera un arquitecto buenísimo poniendo verdes lugares inhóspitos, ampliando aceras y llenando de bancos las calles pequeñas, y otro, con el gusto en el culo (por cierto), aprobando gastarse millonadas en cosas que hacen daño a la vista como La Oficina de Turismo del Puerto (con lo bonito, y el juego que daba, el tiovivio) o los, por lo menos, 2,5 millones de Euros que se van a gastar en la «Plataforma ciclopeatonal entre la avenida de Elche y el vial de acceso a Urbanova». Una plataforma, para la que se había organizado un concurso que, una de dos, o el jurado estaba comprado, o era otra patraña más.
Como no somos doctos en el tema, hemos preguntado a diferentes arquitectos, decoradores e ingenieros agrónomos, sobre lo que piensan del tema. Y, partiendo de la base de que hay facultades que ponen como ejemplo Alicante para explicar como no debe ser la expansión de la ciudad (de espaldas al mar, seguramente, por los chanchullos del amigo Ortiz, e hijos, curiosamente, empresa a la que se le ha adjudicado el contrato), nos encontramos con un nuevo esperpento futurista, sin árboles ni sombras (en el sitio con más sol del mundo), que en absoluto se mimetiza con su entorno y que no tiene en cuenta que, justamente, ese tramo podría ser el vínculo futuro del centro de Alicante con Elche, IFA, el Aeropuerto, «el distrito Digital», La Euipo y todo el eje que hablábamos en el artículo de ayer.
El parcheo para cumplir promesas innecesarias y las fotos de rigor de los políticos están muy bien, pero, de vez en cuando, éstos cargos electos (y pasajeros), deberían pensar en la herencia que dejan, en el legado que legan a sus sucesores, o en la posibilidad de que vuelva a haber un cambio de Gobierno y que, tal vez, convendría pensar en la ciudad a largo plazo, de ahí la necesidad de consensos y primar la opinión de voces profesionales, por encima de amiguismos y pelotazos, a la larga, ruinosos.
No es de extrañar que la gente de los barrios olvidados ponga el grito en el cielo viendo como se gastan millonadas en paparruchas, mientras hay calles llenas de socavones y sin luminarias, estercoleros entre casas, parques con los columpios rotos, árboles sin podar, o con flores que manchan más que otra cosa… y, lo peor, que no se les tiene en cuenta de cara al futuro, porque mientras en otras ciudades hay barrios culturales, étnicos, verdes, alternativos… aquí sólo hay dos tipos: ricos y pobres.
El miedo viene cuando ves que los bocazas encorbatados se frotan las manos con los manidos fondos EDUSI, ideando nuevos pelotazos en supuestos distritos culturales, peatonalizaciones que a vecinos y comerciantes les huele a chamusquina, o permisos de obra que rompen la ya de por si fea imagen de muchas calles y costas del límite de la ciudad.
Al final, todo se escuda en los puestos de trabajo que generan, o de la inversión que hace X empresario. Pero en el camino, a parte de pan para hoy y hambre para mañana, lo que perdemos en realidad, es la oportunidad de retomar el modelo de Maisonnave, buscar el equilibrio entre ecología, sostenibilidad, belleza e inversión y la opción de que cuando llegue ese 2030 no miremos para atrás, y como ahora, no veamos más que malas decisiones, corruptelas y horteradas sin sentido.
Por éso, párense a pensar, no tengan tanta prisa. El mundo es muy grande y, seguramente, convendría viajar un poco por ahí a ver lo que han hecho bien, y mal, otros, antes de poner el contador de gastos en marcha. Y ya, si utilizan otro rato para preguntar a la población lo que piensa, pues es posible que evitemos escándalos, cutrez, enfados y otras muchas cosas con las que, aunque les vendamos sol y playa, nos identifican en el resto del mundo.
El pelotazo lo van a dar con el mantenimiento de esta mierda, porque es de metal y está expuesto a la sal del mar. Dentro de unos años, estará oxidado y habrá que tirarlo.
Este proyecto me parece otra mamarrachada más, de las que lamentablemente nos tienen acostumbrados nuestros gobernantes.
Como bien dice Tano León, en pocos años estará oxidada, y pasará a formar parte de tantos y tantos proyectos faraónicos que tiene esta ciudad en estado de dejadez y abandono total, Porque de lo que se trata, es de «construir», construir mucho para colgarse medallas y salir en las fotos de prensa. Y una vez construido y cobrado me olvido de lo pactado…el mantenimiento!
Alicante, está lleno de proyectos inútiles, que nadie pide, y nadie utiliza. Pero como el dinero que se gastan no sale de sus bolsillos, ¡pues a gastar…!
Yo pediría a nuestro alcalde, alcaldesa o lo que mierda sea lo que ahora tengamos que salgan de los mullidos sillones de sus despachos y se den una vueltecita por los barrios de la periferia; barrios, que también pagamos impuestos y en los que brilla por su ausencia, la recogida de basuras, la limpieza de las calles, la ausencia de papeleras, etc, etc,etc…Señores gobernantes , los barrios también formamos parte de la ciudad.
Se apuesta más el valor icónico para sorprender a los visitantes, que el valor funcional y de uso para que disfruten los vecinos…….
Cuanta mentira, viene impuesto desde Valencia el adefesio de oficina de turismo y argumentan ante el mal cálculo del presupuesto y el rechazo general que el Ayuntamiento de Alicante «ahora» dice que quita las vistas. Y que estan dispuestos a PERMITIR que se cambie de sitio siempre que los alicantinos corran con los gastos.