Cómo la cultura no siempre tiene la trascendencia que debiera, seguimos haciendo comparaciones odiosas para que los que viven de espaldas a las artes, entiendan algunas de las ironías que sufren los artistas y los gestores culturales de esta tierra.
En el fin de semana de la disyuntiva: Spring vs Champions League, se cerró la fase de ascenso a Primera RFEF. El Hércules es el gigante que acapara las miradas, las inversiones, los focos y la grandeza del pasado. Pero a la hora de la verdad, ha sido el único equipo, de los cinco de su grupo que aspiraban a subir, que se ha quedado en el camino:
El «modesto» Intercity, La Nucía, Eldense y Real Murcia ascendieron, y se unirán al Alcoyano, a la sombra de un Elche de Primera, mientras los aficionados del Hércules, se manifestaban por la mala gestión de Enrique Ortiz y sus secuaces y el Rico Pérez se convertía en un reducto de celebración murciana.
Si hace unos días, el acuario de la plaza nueva derruido nos servía para comparar a los peces huérfanos con los artistas, hoy el Hércules, nos vale para ejemplificar que con la mala gestión, en lugar de ascender al lugar que nos corresponde como ciudad, nos quedamos quietos, o según el estudio anual de la Fundación Alternativa, en el puesto 31 de las capitales de España.
¿Significa que no hay buenos gestores? No ¿Qué nos iría mejor si gestionaran los que saben? Sí. Justo igual que pasa en el Hércules.
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