Por @ladiscordantede
Para variar, hoy, no voy a ser discordante. El fútbol no es lo mío, pero el Hércules es uno de mis vínculos con mi tío y siempre que puedo voy a recordarlo al Rico Pérez. No me pega, porque nunca veo partidos de Champions, ni me interesa una mierda el Madrid, el Barcelona y todo eso que llaman fútbol profesional. Pero el Club personifica una parte de lo que soy. Y de lo que me gusta de Alicante. Y no os voy a engañar, a pesar de los 14 años seguidos de chascos constantes, estar en Segunda RFEF en un campo que se cae a cachos, lleno de sillas vacías tenía su punto.
En el fondo, no creo que haya una representación mejor de lo que es esta ciudad: Algo especial, gobernado por un inepto cabezota y gente que se sube o se baja del carro, según ganemos o perdamos partidos. Todo muy mejorable, si como ayer, todos nos unimos con un mismo fin. E igual que gritamos gol, gritáramos ¡Viva el patrimonio! ¡viva el transporte público! o miráramos raro al que no lleva una camiseta blanquiazul de la ciudad limpia, de la ciudad más cultural, de la ciudad menos ruidosas.
Al final, como pasa en los grandes festivales de música, el sentimiento es una cosa particular que yo, al menos, disfruto más sintiéndolo para mi, para dentro. Tiene su aquel celebrar un salto de historia en un grito unánime. Y ojalá, algún día, eso que sentimos con el gol de Coscia, lo traslademos a otras victorias que pasan desapercibidas cuando no llevan implícito un ascenso, ni una inyección económica.
Lo irónico, es que igual que el 50% de los de ayer no conocían a Carlitos Abad, a Juanma, al superlativo Mangada, a Retu o a Roger, más de medio Alicante no ha pasado nunca por el Castillo, por el MACA, por el Teatro Principal o por el Arniches. Ignoran la existencia de Rosy Finch, de Asun Noales, de que mientras desayunábamos olía a Photoalicante, o se intuye el Spring… así que desde esta columna os invito a que si os gustó lo que visteis, disfrutéis de vez en cuando del placer minoritario que cada semana viaja de Séneca a Cigarreras, pasando por Stereo, el Aula de Cultura, la Sala Marearock y otros sitios, no tan grandes como nuestro estadio, pero que pintarían mejor con las gradas menos vacías y un poco más de animación.
Molaría que igual que hoy, todos esos quieren al Hércules más, quisieran también a Alicante y a todo lo bueno que tiene y no viven intensamente, porque se pierden repitiendo rutinas o buscando fuera lo que aquí hace tiempo que tenemos.
¡Macho Hércules!
Deja una respuesta