¿Pagar 40euros por un abono para cinco conciertos (más uno de regalo) es ¿una inversión?, ¿una locura en los tiempos que corren?, ¿una idiotez?, ¿un acto de caridad? …
Todavía hay gilipollas, que después de haberse gastado esa cantidad de pasta, o más, en un tardeo, en cuatro cubatas en un sitio con música horrible o en alguna cosa peor, nos hacen esa pregunta, para la que a nosotr@s sólo se nos ocurre una respuesta: Prioridades; entre otras cosas porque esos que preguntan estupideces, son los mismos que dicen que en Alicante no hay nada que hacer, que esta es una ciudad muerta y cosas por el estilo. Puede que tengan razón y que más que muerta, la estén dejando morir, ninguneando esfuerzos y criticando lo que, ni siquiera, se han molestado en conocer.
Quizá por eso, esta vez, fuimos a comernos el típico arroz dominguero con gente más sensibilizada con el aroma cultural que empieza a respirarse en esta infravalorada urbe. Y entre vermús matutinos y sobremesas de charleta, nos enfrascamos en un debate más interesante: la diferencia, musical, entre Alicante y Seattle.
Cogimos como ejemplo a Chris Brokaw. Un músico de 50años, que tocó ayer GRATIS en el Club información, a la misma hora que algun@s apuraban la siesta o veían el fútbol o el programa de María Teresa Campos.
Como no lo conocíamos demasiado, nos imaginamos su historia… Viviendo en Seattle, suponemos que su papá se llamará Pearl Jam y su mamá Nirvana, por lo que estará mejor influenciado que esos que aquí escuchan a Bisbal, Pablo Alborán y demás morralla «radioformulera». Seguramente, tendrá un tío con una tienda de camisas de cuadros y un amigo con otra de zapatos usados, que le ayudarán a tener una estética mínimamente reconocible sobre el escenario.
Para analizar su momento actual, podríamos recurrir a la Wikipedia y terminar el artículo. Pero antes, como esto se trata de cotejar los hechos, nos vamos a centrar en sus posibles comienzos. Por eso, nos remitimos a ese pasado en el que, seguramente, dio sus primeros pasos tocando en el garaje de los padres de algún amigo.
Posiblemente allí, los vecinos en lugar de dar por el culo amenazando con denunciarlos, entenderían que ese ruido no era más que un rato de diversión adolescente, una manera de alejarse de las drogas o, simplemente, el preludio de algo más interesante.
Después de meses de ensayos, imaginamos que irían a algún sitio similar a la sala Babel, el jaleo, o el pirata del barrio a probarse en alguna sesión Jam. Y de ahí les saldría la posibilidad de dar su primer bolo.
Partimos de la base de que sabemos, de primera mano, que en un alto porcentaje de los bares de EEUU se respeta al músico. Por eso, saben el dineral que cuesta un instrumento, un micrófono, la mesa de sonido… y todas esas cositas que conforman el kit del directo. Y como, además, allí se ahorran el papeleo, las horas y los «sobornos» que aquí cuesta conseguir un permiso para tener música en directo en tu garito, en lugar de tratar de engañarles pagándoles sólo un par de cervezas, les darían una ayudita acorde con el dinero que los amigos de la banda se suelen dejar en la barra;
Hablando del público. Allí, como hay tradición de degustar la música en directo, hasta en el antro más inmundo, no hay ceporros maleducados que cuando el músico toca, juegan a ver si son capaces de hacer que se oigan más sus estupideces, que lo que el cantante trata de transmitir.
De ahí que el criterio sea nuestra siguiente clave. Para evolucionar musicalmente, es importante tener un circuito en el que relacionarse con gente similar a ti. Con ellos puedes conocer tu nivel musical, investigar influencias o, quien sabe, conocer a tu alma gemela sobre el escenario. Al fin y al cabo, la música tiene poco que ver con el egoísmo y el negocio con el que la han tratado de etiquetar tantas veces. Indirectamente, somos los mayores beneficiarios de eso que llaman globalización, ya que con ella, tenemos acceso a ver como se entienden las cosas en cualquier lugar del mundo. Y cuando uno se preocupa en hacer la comparación, es cuando descubre que en su entorno hay algo más de lo que la interpretación parcial de la universalidad nos ha tratado de vender.
Basta con abrir los ojos para entender la suerte que aquí tenemos contando con revistas como el Üalà, o la guía go!. O que por amor al arte haya gente como nosotr@s, o como Un indie en mi cama , Alacant indie el ukelele y otros blogs minoritarios que pierden mucho tiempo, y dinero, en tratar de manteneros al día y entreteneros con cosas relacionadas con la música local.
Que podemos escuchar, cada semana, programas de radio como Luna hiena, o corrientes circulares… o emisoras como Vega baja radio o Be XL Edición radio que tratan de que no perdamos el hilo de la actualidad que más nos intereses. Y, como no, Organizaciones que se mojan como Sta Leonor, Un fulgor de moda antónima, Facama, La explanada, Movidas ardilla… preocupados en que no pasemos hambre de cultura.
Si a todo esto se le uniera un mínimo esfuerzo de las instituciones locales, Seattle y Alicante no serían tan diferentes como a priori pueda parecer. Pero eso es algo que podremos arreglar en un par de meses.
Por lo demás, en este enlace, podéis ver que la cantidad de grupos no es una escusa: http://alicantelivemusic.blogspot.com.es/2014/06/grupos-musicales-de-alicante-y-provincia.html evidentemente, la calidad de la mayoría de ellos, que ya es mucha, sería superior si dispusieran de los medios necesarios para evolucionar.
La escasez de locales de conciertos, tampoco puede ser un pretexto porque haberlos haylos: http://alicantelivemusic.blogspot.com.es/search/label/Salas%20de%20conciertos . Y la disponibilidad de gente que pelea por progresar, tampoco vale como excusa, como evidencian las agendas que elaboramos nosotr@s todos los meses.
Como veis, lo único que nos diferencia de Seattle es el respeto al músico; y las trabas de las instituciones. Así que, aunque nos tilden de ilusos, seguiremos pagando 40€ por el abono de Atiende Alicante, 10 por ver a Belako, 12 por cada concierto del American roots, lo que haga falta por mantener vivos el Unbuendía o la sala marearock, la ruta de la madera, el Arniches… porque, como decíamos al principio, esto es una cuestión de prioridades y después del aire y el amor, la cultura es lo más importante que tenemos. Sin ella no somos más que lo que algunos mandamases han pretendido que fuéramos, eso que los reyes del postureo se han creído y lo que nosotr@s, y gente que piensa como nosotr@s, no estamos dispuestos a permitir que nos defina.
Por eso, después del vermú, el arroz, la sobremesa… no hay nada mejor que empezar el ciclo «atiende Alicante!» con la sonrisa derivada de la autocrítica y conocer el directo sublime de Chris Brokaw y al maño Kim Fasticks. Un buen concierto de domingo y a una hora perfecta para dejarnos el margen justo para cenar, ver el resultado de las elecciones griegas y seguir soñando con una ciudad mejor.
Alguien lo tnía que decir
Gran reflexión y estupendo artículo Jonn.
Gracias
Los gilipolas de los que habláis no lo leerán pero aun asi se agradece que alguien diga todo esto.
Más claro agua. En nombre de Alacant Indie, muchas gracias
De nada, La cosa es seguir aportando tod@s un poquito cada día 😉
Lúcido y necesario
Lúcido y necesario
Cada día me sorprendeos más. Sois geniales
Lola
No hay nada mejor que invertir en cultura.
¡¡Bravo por esos 40 euros tan bien gastados y por la currada de las agendas mensuales y promoción que hacéis de los conciertos y garitos alicantinos!!
Gracias!