Nunca he sabido definir en pocas palabras lo que es, o lo que significa el Ros Film Festival. Abarca tantas cosas, que es difícil sintetizarlo en una frase, o en un concepto. Todo parte de un concurso de cortos robóticos, sí, pero en torno a eso, surgen sinergias extrañas entre ciencias y letras, artes etéreos y cables, inteligencias naturales y artificiales, futuro y pasado… veis, ya lo he vuelto a hacer.
Curiosamente, hoy es el día de la filosofía y lo he celebrado entrevistando a uno de los personajes que protagonizan el «Degrees of freedom», en el que este año se ha sumergido la idea con arterias de Ricardo Domínguez. A Antonio Arias, el entrevistado, lo conocemos porque es el alma mater de Lagartija Nick. Diseccionado, lo limitaríamos todo al Omega que grabaron, allí por 1996, e inspirados por Lorca con el irrepetible Enrique Morente. Pero el multiverso de este tipo va más allá de lo que hoy los modernos llaman Mainstream. De hecho, tiene que ver más con un like interior al que deberíamos hacer más caso, que al algoritmo recurrente que guía al mundo.
La excusa para hablar con él, es el espectáculo (HOLA TIERRA) que le va a traer a Alicante mañana viernes 19 de noviembre. Del primer hilo que tiras, sale Alfred Worden, un astronauta metido a poeta, que trata de definir la soledad sentida en el tiempo en el que estuvo dentro del Apolo 15 flotando solo en la inmensidad del espacio. Es curioso que sepamos más de él, que de Scott o Irwin, que pisaron la luna. Y ahí, está el punto alternativo que define a la perfección lo que es el Ros Film Festival: un compendio de cosas que aunque no lo parezca, tienen mucho que ver.
La entrevista con Antonio Arias iba a durar 30 minutos, y se ha ido a casi una hora. ¿Por qué? Porque la vida y la curiosidad, despiertan las partes dormidas del mundo. Y, de repente, las preguntas sobre el papel pasan a un segundo plano y acabas hablando de la gravedad de Granada, de por qué en la EGB nos obligaban a elegir entre Ciencia y letras, o de como un interés por la carrera lunar, acaba en una experiencia musical con versos de un astronauta fallecido, cuya familia visitará Granada sin saber quien es la parte agradecida de esta historia: Arias, los Worden, o los que nos hemos aprovechado de esa fructífera relación para ver un espectáculo de pop psicodélico, con pantallas y evocaciones a ir un paso más allá.
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He ahí la razón, para que debamos vernos mañana a la tarde-noche en Las Cigarreras: un espectáculo sin contaminación lumínica, que puede imbuirte tanto, como la soledad de un astronauta puede inspirar a alguien que, aparte de músico, es un friki, curioso, inquieto, vivo y con muchas cosas que contar, como puedes escuchar en esta entrevista:
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