Buenos días Alicante!
Me sale pedir perdón por la ausencia. Pero la realidad es que incluso un autónomo tiene derecho a ponerse enfermo de vez en cuando. Incluso algunas dicen que es bueno que mi falta se note tanto para poner en valor mi trabajo.
Hoy es lunes, 20 de febrero, y dos cosas eclipsan la realidad informativa: La victoria del Unicaja de Málaga, tras catorce años de aburrido dominio del binomio Barça-Madrid. Y que, una vez más, Jordi Évole haya conseguido darle importancia a la vieja caja tonta, a través de algo tan simple, como preguntar.
A veces, convendría que no juzgáramos a la gente por lo que es, ni siquiera por lo que nosotros pensamos que es. Escuchar es un ejercicio en desuso. Y lo malo es que hay demasiadas personas en este país que, ya, ni siquiera saben hacer eso de dejar hablar al otro, sin pensar en la réplica, ni en lo que tu dirías, o harías… A veces no hay una intención blanqueadora, ni una conspiración en algo tan simple como hacer preguntas. Los que entrevistamos ponemos en bandeja, justamente, lo que Macarena Olona decía al principio de la charla: “que las verdades se te caigan”. Seguramente, Évole es de los mejores en esa tesitura de dejar hablar y ayer hizo genialmente bien su trabajo. Quizá el fallo, una vez más, es que la capacidad crítica de la mayoría se acaba en un matiz ideológico, o en la necesidad de despedazar un gesto, una actitud, una significación, que en realidad, no tienen apenas valor en casi dos horas de conversación.
Si hubierais escuchado, veríais que el gran problema de Macarena Olona es que convierte todo en una guerra y que, aunque no se haya disparado aún, ella ya está establecida en una trinchera. Lo hizo cuando fue abogada jefe del Estado en el País Vasco. Lo era cuando era portavoz de Vox en el Congreso, a pesar de su intento de blanqueamiento de ayer. Y lo es ahora, en el cinismo de sin mover un ápice su ideario, matizar desde la distancia, ahora, que esos cambios de tonalidad importantes no valen para mucho.
Ésto es un boletín informativo. Y la noticia es que todo el que sale escaldado de un partido político, acaba aludiendo a poderes fácticos que controlan las decisiones en la sombra. En eso, da igual que sea de Vox, del PP, de Ciudadanos, de los nacionalistas de toda España, del PSOE o de Podemos. Cuando estás dentro, te sometes a una línea editorial y por eso, solo llegan a las altas instancias los mediocres, o los que tienen sus principios más moldeables. Eso trasladado a unas elecciones es pagar favores y dar cargos a gente con más méritos de partido, que del ámbito que van a gestionar. Lo que me lleva al porqué de que el noticiero de hoy haya acabado eclipsado por una entrevista: La importancia del matiz, o como los grandes partidos han escondido sus carencias y sus anticuadas fórmulas de poder, en el hecho de decidir a gran escala, en lugar de partir de algo tan simple, como la realidad del día a día. Del asunto predominante. De lo necesario. Lo que ni siquiera requiere un discurso ni una votación, porque la mayoría ya está de acuerdo.
Unipersonalizamos nuestro destino, cuando la política debería ser un servicio público basado en la convicción de lo vivido, no de lo que mi partido dicta. Es obvio que hace falta una línea programática a la que atenernos. Los políticos son personas, pero, seguramente, les entenderíamos mejor si el parlamento fuera un foro de argumentación y de debate, en lugar de un ring de boxeo. Cuando separas la persona del político, encuentras reflexiones como las que, por ejemplo, gente tan dispar como Eduardo Madina, Ignasi Guardans o José Manuel García Margallo hacen cada semana en la Cadena Ser.
Los gestos importan. Las formas también. Y algún día entenderán que si es política lo que pretendes hacer, no conviene perder tiempo en tildar de comunista a una, o de facha al otro, porque en esa guerra ridícula se pierde la propuesta, que es lo que admitió Olona, sin arrepentirse un ápice, equiparando desmontar un argumento en un parlamento nacional, con una pelea de ignorantes en una barra de bar barriobajera.
La España inteligente es la que desnivela las balanzas en épocas de elecciones. Y a esa parte, ni ETA ni Franco suele interesarles demasiado. En esta política de bloques, hay dos desbloqueos posibles basados en que la realidad del día a día de la calle, vuelva al Parlamento. Una, que elementos independientes, utilicen los partidos para llevar sus propuestas al beneficio de su área concreta: llámese médicos hablando de sanidad, profesores de educación, juristas de legislación, etc. O que estos mismos gremios, acaben por crear sus propios partidos para que más allá de ideologías, lo público y lo privado encuentren un equilibrio que durante 45 años los partidos no han sabido darle.
Demostración práctica de que una entrevista da más de sí que un meme, o un adjetivo aburridos, escenificado… como dijo Confucio: “El mal no está en tener faltas, sino en no tratar de enmendarlas”. Y a diferencia del proceder de hoy, la reparación no siempre está en el lado que te adula, o que se significa con tus posturas. Por eso, hay que escuchar mucho, aunque no siempre te guste lo que te dicen.
Deja una respuesta