Autor: Nando Arroyo.
Estamos. Bueno, más bien, estábamos. Bueno, no, más bien, por voluntad estética de usar el falso presente, pongamos que estamos. Estamos en una de esas cafeterías modernas donde las paredes bohemias se juntan con lujos abstractos a lo Marilyn (Monroe). Hace unos minutos, ella llegaba un pelín más tarde porque “he cogido la nueva línea del tren”. Y entre que vamos a hablar de poesía y que ella viene en la nueva línea (la del tren), no he evitado, aún pudiendo, pensar en otra dimensión, la de unas vías que conectan con algo fantasioso, no sé bien qué, da igual, pero me hubiera gustado que esta historia fuera más compleja: “Soy poeta y vengo en la nueva línea”. Entonces yo contestaría: “Ah, claro, lo entiendo”. Hay algo literario ahí que apetece, sin importar su ambigüedad. Ahí queda la premisa para inspirados/as. Por mi parte, voy a seguir con este reportaje en falso presente: pongamos que estamos.
“Escribo a veces, otras respiro”. Hiedra, artista multidisciplinar de Alicante no conocida como Iria, que suena también a poeta (y a artista multidisciplinar). Elige Hiedra como pseudónimo por la idea de su expansión, ascensión y capacidad para adaptarse; acaba el bachiller con sobresaliente y se hace autodidacta, y empieza entonces una especie de bohemia profesional en busca de la técnica y la calidad expresiva: “Tengo libretas por todos los sitios”. Estudio, esfuerzo, empeño por la forma y “como diría Picasso, cuando la inspiración me venga, que me pille trabajando”. Su primera obra de despegue, Ayer ya será tarde, ciclo arco-temporal donde hay un presente, un pasado y un futuro (“ayer”, “ya” y “será”), ha sido publicada por La poesía mancha. Y es, en el título, homenaje también a una escritora que falleció y que iba a publicar antes que ella en la misma editorial. El primer fragmento se lo dedica: “Me despido de una persona que aún no he conocido. Le hago un honor a quien iba antes”. Los poemas de Hiedra, por lo general, se crean desde la forma hacia el contenido, “de la escritura al tema”. Y más allá de lo que conoce como “el momento cuaderno” (rapto y necesidad de escribir corriendo sobre un hecho específico), abundan los “días en que todo está más tranquilo y empiezas jugando”.
Por lo que respecta a las temáticas que emergen, surge el silencio, el amor y, un existencialismo con sabor a hierro moderno, a siglo veintiuno. La actitud del yo es misteriosa y, en el debate sobre poesía y verdad, menciona, durante la entrevista, los heterónimos de Pessoa: “Un amigo me señaló una vez que es difícil conocer mi vida a través de lo que escribo. Hay mucha tendencia a la poesía experiencial, pero, hay otras variables. Las perspectivas de Fernando Pessoa, tan inventadas como aparentemente ciertas, me marcaron mucho. A mi también me gusta jugar con lo no concreto porque pienso que la verdad es la sensación que produce el poema. Aunque no haya yo, puede haber verdad”.
Más allá de la palabra escrita y, aparte de coordinar constantemente recitales y eventos literarios, Hiedra es ya casi un icono, o sin el casi, de las poetry slams alicantinas, un fenómeno cultural que sacude a las masas por la pasión que despierta ver una persona interpretando oralmente un fragmento poético en escena. Finalista en tres ocasiones y experta en la disciplina, se muestra muy a favor de su práctica, pese a que no siempre, tanto en estos espectáculos como en la propia poesía instagramera del momento, podamos encontrar la esencia académica que conlleva un arte tan solemne: “Aunque todos los resultados no sean iguales, no se pueden censurar posibilidades. En el caso de las poetry slams, como labor social y para sacar este arte de las estanterías, son muy positivas. Surgen de la unión entre el texto poético y el teatral, y suponen una muy buena puerta de entrada para el que no está en el medio. Aparte de que petan la sala, la audiencia es muy interesante. Las slams de Alicante son muy recientes y este año van a pasar ya a la liga nacional”.
Y entre varias curiosidades, acabamos la elevada entrevista (las sillas son muy altas) y volvemos al suelo. Y después, subimos otra vez a las alturas del asiento para hacernos una fotaza increíble. Y bajamos. Y al salir, la calle es una cuesta que yo subo y la poeta baja. La acompaña una amiga de Viena que llegó hace poco (a la cafetería). Así es Alicante: cafés en las alturas, poesía y Viena. O así es, por lo menos, para quienes vienen desde la nueva línea.
Y su web: https://www.queeshiedra.com
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