Del segundo día de Guanaco Events me quedo con una reflexión simple. Igual la cultura no funciona, porque deberíamos conocernos más, deberíamos conocernos mejor.
Puede ser que acumular horas ante un ordenador haya desvirtuado mi realidad. Durante mucho tiempo he pensado que era el único, pero a su manera, toda la gente que va pasando por la Calle Presbítero Baltasar Carrasco coincide en ese tiempo invertido para supuestamente ser mejor.
Mi impresión hoy, es que no nos dejamos ayudar, porque presuponemos que todo tiene un precio que no podemos pagar. Porque queremos tratar a los demás como nos gustaría que nos tratasen a nosotros. Pero éso no siempre puede ser. A veces, deberíamos limitar las cosas al intercambio de talentos, porque en esa operación uno es más consciente de las cosas que le faltan. Cosa que ni los cursos, ni las milongas económicas que nos venden consiguen nunca.
Para mí fue una suerte que en la primera hora apenas viniera gente. Porque me dio tiempo a hablar. A darme cuenta del valor de cada uno de nosotros. Y lo triste que es que con la falta de tiempo y dinero, perdamos la oportunidad de compartir virtudes y frustraciones, verdades y realidades, sueños y fracasos.
El reto puede ser sobreponerse a algo inevitable, como Alba Bonet. O a apreciar una oportunidad como hizo Ludmila Pereyra. O a adaptar tus talentos a lo que el momento demanda, como hace siempre Javier Solari.
Mi impresión, hoy, es que un rato en un sofá hablando, vale más que lo que puedas sacar por una lámina. Que no soy pobre por la falta de consumo, sino por la falta de criterio. O igual, porque no nos sentamos lo suficiente a debatirlo, o a pararnos a diferenciar lo que nos une, de lo que no tenemos porqué compartir.
@lafinafotografia hizo muchas fotos, ya con gente, pero, aunque esta semana ha quedado claro que mi gusto fotográfico deja bastante que desear, me quedo con esta…
porque, aparte de hablar, tenemos que sonreír más. Tenemos que abrazarnos más.
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