En la terreta no estamos acostumbrados a la lluvia, pero si los chubascos se complementan bien con algo, es con el Swing. Y si a esa combinación extraña, en estos lares, le unimos una copita de vino… ya tenemos la mezcla perfecta para pasar un divertido mediodía de sábado.
Nos habíamos cruzado con The fingertips en un contexto algo diferente, pero lo cierto, es que, en cada encuentro con ellos, nuestros oídos agradecen que esos ritmos de los años veinte jueguen a rozar, por un rato, nuestras almas y la belle epoquè sea algo más que una pequeña utopía en ese blanco y negro que, por desgracia, no tuvimos la suerte de vivir.
Que la música tome la calle es una buena señal, al fin y al cabo, los niños también tienen derecho a bailar bajo la lluvia. Nosotros que nos criamos alternando los brazos de Ella FitzGerald con los de Sarah Vaughan, sabemos lo importante que es poder desconectar con los acordes sosegados de una voz de caramelo , o pasar al jazz más enrevesado de un contrabajo exprimido con el rimo que ponen las escobillas.
Cada momento tiene un sonido y ante el claustro, no había mejor murmullo que el que salía del de las entrañas de la cantante de The fingertips. Así lo entendíamos nosotr@s, l@s que pasaban con sus bolsas de la compra y hacían un alto en el estrés previo a preparar la comida, los nenicos que enseñaban a jugar con la música a sus padres y los que se sentaban en las piedras húmedas de la plaza, o se resguardaban bajo los toldos de alguna terraza, para parar el mundo por un instante.
Con lo difícil que eso parece ¿eh? pues no, aunque much@s se empeñan en menospreciar el arte de los grupos de Alicante y el gusto de los habitantes de esta ciudad, situaciones fotografiables como las del otro día, demuestran lo contrario. Y aunque, aún, haya gente que tenga que resintonizar sus papilas gustativas, hay much@s que aprecian y agradecen que les den argumentos para chascar los dedos, o para acercarse a la música más pura de Nueva Orleans, o que Wanda Jackson nos ceda su «Fujiyama mama» por un momento, o que el summertime se combine con gotas de lluvia, o que Alicante sea Georgia por tres minutos, o un grupo de aquí, nos demuestre que es capaz de, manteniendo las distancias evidentes, hacer composiciones propias de Charlie Parker, Dizzy Gillespie u otros amantes platónicos de nuestros oídos.
Kay Starr nos cedió su letra para que acabáramos de entender que con lluvia, o sin ella, era sábado y, por lo tanto, un «good day» que esperamos que se repitan cuando el sol salga y las mangas cortas sustituyan a los abrigos; y si no hay swing, que haya rock, pop, blues… pero que la música nunca deje de sonar en esta maravillosa ciudad.
La fiesta siguió en el Bonobo, para algún@s, en la ambrossía para otr@s… en el arte espíritu ¿quién sabe? a lo mejor, esa belle époque que siempre quisimos vivir está más cerca de lo que much@s imaginan.
Os dejamos una pequeña selección de este tipo de música que esperemos que revitalice, al menos un poquito, vuestro comienzo de semana:
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