En este cuento, la princesa eran Los Manises, el zapato de cristal perdido Isasa y la Cenicienta, cenicientITA.
Curiosamente, su último disco se llama «los días» y así, sin relojes, sentados y relajados, escuchamos los matices de «Aina«, el abandono de «Ronda de Segovia» y hasta una versión de «La bien pagá». Las almas de los sirios no sé, pero a mi el fulgor se me apaciguó bastante y me acordé de la puta madre de Al Asad, del Isis y sus mierdas y de todos los Estados occidentales que no hacen nada por nadie.
Menos mal que Los Manises volvieron para romper el silencio con sus mantras contagiosos. Los mayores de 65 aguantaron 2 minutos y al resto nos dieron ganas de subirnos al asiento a hacer el mongo.
De eso se trataba, y como decía un sabio: «Un granito de arena es el principio de la playa más inmensa».
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