Sant Jordi… hubo un tiempo en el que el día del libro era la mitad de un camino entre lo que leías, los escritores que admirabas y lo que escribías. A medida que te haces mayor, la importancia de lo que vives te quita tiempo para viajar a través de las letras. Escribes cosas que no te apetecen, lees lo que puedes, y normalmente, mal, porque la librera no te conoce tan bien, o la terapia que necesitas es diferente a lo que lo mainstream ofrece.
Sigue habiendo grandes escritores. Tentaciones editadas. Vida más allá de la sección de autoayuda. Pero a mí me falta tiempo para gestionarlo, para desearlo y para disfrutarlo. ¿A qué renuncio para recuperarlo? A tiempo con amigas, a no sustituir los ratos con los seres queridos que se fueron, a ganar menos dinero y a mi belleza. La exterior, porque la de dentro, hay una edad, que se planta, que no crece, que se estanca.
No porque se haga vieja, sino porque no la regamos lo suficiente. Plantéatelo. No porque sea el día del libro, sino porque elegir una buena lectura, puede salvarte la vida.
A mí, al menos, me la salva. Aunque siga sin poder parar el tiempo.
Por Elena sin más.
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