Si sois culturetas activos, os habréis dado cuenta de que, últimamente, los horarios de los eventos se han europeizado. No es casualidad. Al menos, no para las que han tenido la prevención suficiente para medir determinados datos de asistencia, o los que tras mucha prueba-error han dado con la clave para que sus «clientes» no se ausenten por excusas lógicas, como que tienen que comer/cenar, o que se tienen que trasladar y muchas veces no hay forma de hacerlo.
Como nosotras publicitamos unos 200 eventos semanales, hemos hecho una estimación teniendo en cuenta los datos de asistencia, para eventos sin particularidades, o lo que es lo mismo, abierto para todos (no sólo para ciudadanos de un espacio determinado).
El matiz es importante, porque muchos programan cultura con una intención diferente a la de entretener (vender copas, ganar votos, contentar a un público determinado (muy joven o muy viejo) o cosas así). Por lo que esta estimación, está hecha para las programaciones artísticas y transversales, es decir, las que están abiertas a que cualquiera, dentro de 50-100 kilómetros a la redonda, pueda ir. Obviamente, los festivales con más de una actuación, o las circunstancias especiales de algunos eventos no están contemplados en el estudio.
- Bebes – 11.00h (madrugan, en la mayoría de los casos, pero hay que organizarse, sin que se haga demasiado tarde, por lo que antes de las 11.00h es difícil que los padres y las madres lleguen a tiempo).
- Niñ@s menores de 6 años – que no pille la hora de comer (que acabe para las 12.30h/13.00h). El ideal, las 11.30h.
- Niños mayores de 6 años – Ahí hay más margen, aunque tampoco debería acabar más tarde de las 13.00h).
- Mercado – En invierno: Antes de que se haga de noche. Mejor madrugar, abrir a eso de las 10.00h y dejar todo el día de margen para que la gente visite tus stands. Si además tienes un espacio cerrado, pues ahí ya juega con el resto de horarios según tu programación.
- En verano: El sol es tu enemigo, así que a no ser que tengas una amplia sombra o piscina, conviene que tu mercado sea nocturno.
- Espectáculos de niñ@s (a la tarde): 17.30h o 18.00h
- Escénicas (teatro, danza, impro, musicales…) – 19.30h ( para poder cenar o llevar al transporte público antes de que se cierre).
- Las propuestas amateur, funcionan mejor en horario de tarde (17.30h/18.00h) porque obviamente, competir con grandes teatros es prácticamente una derrota segura y en todas las zonas hay al menos 2 o 3 grandes teatros que se llevan el foco (y las mejores propuestas).
- Cine. En esto casi todos los programadores coinciden: Las 19.00h/ 19.30h es la mejor hora para las proyecciones alternativas.
- Y para la literatura, también, hay cierta unanimidad: 19.00h. Y la opción de sábado, queda para el mediodía.
- Conciertos: 19.00h/ 20.00h
- o a las 22.30h/ 23.00h – si tu concierto es a gran escala, o está destinado a gente exclusivamente de tu zona de influencia.
- *La gente cena, así que hay que contar con ese factor y no poner el bolo a las 21.00h, porque aquí no hay costumbre de tapeo previo, o de bocata posterior.
- Monólogos: 23.00h. Son eventos de copa, después de cenar.
- Los talleres. Los matutinos del finde: entre las 10.00h y las 13.00h/ y entre semana, de 17.00h a 19.00h.
- Entre semana, el espacio del éxito es el intervalo entre las 19.00h y las 20.00h. Margen para que la gente termine su jornada laboral y no se tenga que acostar a las mil.
Mejorar la movilidad es uno de los grandes retos de la cultura alicantina. Durante mucho tiempo, se ha programado sin tener en cuenta la posibilidad de que alguien «de fuera» se trasladara a ver un espectáculo. Pero poco a poco, el Tram va llegando a espacios culturales, como las casas de cultura de El Campello o Villajoyosa, y hay frecuencias de autobuses compaginables con determinadas programaciones en ciudades del interior.
El tardeo ha hecho mucho daño a algunas cosas, pero hay que reconocerle que ha aumentado el abanico de posibilidades programáticas, adaptando los espectáculos de tarde a una continuación de la comida, o a una previa de la cena. Quizá, estaría bien que la hostelería se adaptara a rapidez, o a conceptos exprés como el Pintxo, el bocata, o cosas que no requieran sentarse a paladear.
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