En este mundo de la piruleta y la foto trucada de Instagram parece que una no pueda rebotarse. ¿Qué pasa si no tengo ganas de sonreir? ¿qué pasa si no me apetece tomarme una cerveza? ¿y si no quiero quedar contigo? ¿Qué? tampoco somos tan amigas ¿no?
No sé si a vosotras os pasa, pero cada día tengo la sensación de que el mundo funciona cada vez peor. Estoy hasta los ovarios de las canciones de amor con estribillos que se repiten 200 veces, de los libros de autoayuda, de que me saturen el Instagram con patrañas de ¡qué mierda, es lunes!. Y ¿Qué me decís de los que cuelgan mensajes positivos hoy? ¿quién puede estar contento un lunes? Por no hablar de los que discuten de fútbol, que hoy casi me muero pensando que ya no sabían ni que Bar se escribe con «B»… Bufff, y los peores, los que hacen política desde el magestuoso atril del Facebook. Y luego no les he visto en mi vida en un mitin, ni en una manifestación.
Hay días que se tuercen y no hay manera de enderezarlos. Se junta todo, desde el atasco nada más salir de casa con esos conductores que se sacaron el carné en una tómbola, hasta el «porculo» de tus compañeras de trabajo taladrándote con los ligoteos del finde, pasando por la cola del Mercadona, que digo yo ¿los jubilados no tendrán otra hora para comprar?
Y para acabar de rizar el rizo, llegar al gimnasio y que justo cuando te vas a poner en la cinta a correr, un retrasado se ponga el móvil con reggetón en la máquina de al lado.
Creo que me iría mejor el boxeo. O mejor, pasar de tanto estereotipo y ponerme gorda como mi abuela o hartarme a chocolate hasta que se me olvide que es lunes.
O mejor que sea viernes y se me pase el mosqueo.
Raúl dice
¡ ay…!, Elena sin más, los jubilados claro que pueden ir a otra hora a comprar, como tú. Pero se positiva, aún no han cobrado, muchos de ellos lo harán mañana, así que te has evitado una mayor saturación de mayores sin reparos ( juego de palabras evocando el mítico programa de la ser), y no seas una joven con reparos, en eso solo tú puedes ayudarte.