El 20 de junio se cierra el plazo de inscripción para el Consejo Local de Cultura de Alicante. Ha sido un largo proceso de más de nueve meses de reuniones, promesas, explicaciones y enmiendas, que se cerrarán en unos días con una votación para nombrar a los «representantes» de la cultura de la ciudad.
La teoría, aunque enrevesada en algunos puntos, tiene buena pinta. Su aplicación práctica, en cambio, nos sigue suscitando una serie de dudas. Está claro que es complicado que llueva a gusto de todos, es difícil ser equitativo, objetivo y satisfacer las necesidades de todos los agentes culturales que conforman el entramado artístico de Alicante. Pero creemos que si hay un objetivo que ha cumplido, ya, la creación de este nuevo «ente»: abrir el debate.
En Alicante hay muchas y variadas opiniones y demasiados intereses económicos abiertos que ennegrecen, en cierta manera, el supuesto objetivo principal de esta apuesta. Son muchos l@s que han empezado a posicionarse, y a buscar resquicios en la letra pequeña, para tratar de convertir, lo que debería ser, un proceso democrático en otra nueva reedición del amiguismo alicantino. Vuelve esa idea equivocada de que los monopolios conducen, realmente, a algo y nos parece ruin y rastrero las «nuevas asociaciones» y la poca acreditación necesaria para ser votante en las diferentes comisiones ¡Cuidado Dani Simón!
A pesar de las buenas intenciones del más activo del equipo del tripartito, seguimos sufriendo carencias en la interacción cultural e intuyendo demasiado ombligo de narciso suelto, pensando que sólo hay una receta para cambiar las cosas y viendo este proyecto, únicamente, como una forma de control de la cultura.
Existen agrupaciones y asociaciones tratando de encumbrar candidatos que en una votación objetiva no tendrían posibilidad alguna de salir elegidos, pero que, posiblemente, con el método: una persona, un voto (esté o no, el votante, relacionado con el ámbito cultural por el que vota), conseguirán el «poder» que no merecen.
También hay dudas, y muchas, sobre el papel final del alcalde y el concejal de cultura, ya que si ellos tienen la última palabra, aunque haya un acuerdo vinculante, ¿de qué sirve tener un consejo? ¿es una forma de eludir responsabilidades? ¿de gobernar en la sombra? o quizá es una manera de tener un escudo contra las críticas. No lo tenemos muy claro, porque el Señor Simón siempre ha tratado de hacer una comparativa entre su idea y la Asociación de Comerciantes, a la que nosotr@s le encontramos una pega: Los comerciantes tienen claro su objetivo: ganar dinero. La cultura, en cambio, no sólo tiene intereses monetarios, que también, pero, por ejemplo, vemos peligrar la importancia de las disciplinas artísticas, o los estilos minoritarios, si lo que estamos intuyendo llega, finalmente, a producirse.
No todo son pegas, ya que como hemos dicho al principio del artículo el debate está abierto y eso siempre es bueno. Este proceso ha logrado juntar en una misma sala a artistas, público, representantes del Gobierno Local, medios de comunicación y empresarios. Han faltado much@s, aunque nos consta que estaban invitados, y hemos visto que el «efecto mascletá», o la sordera que te hace escuchar sólo lo que te interesa, ha omitido puntos importantes como que esto es un proyecto a largo plazo («demora» que no parece estar en el diccionario de los amantes del enriquecimiento rápido).
Resumiendo, tener más amigos no significa tener mejor criterio. Veremos si dejamos de hablar de lo mío para hablar de lo nuestro… Y como seguimos pensando que en la cultura alicantina hay dos vertientes, la inmovilista y l@s que tienen ganas de cambiar las cosas, esperemos que esta segunda opción se imponga, que no haya pucherazos, ni nombramientos «a dedo» y que nos tengamos que comer con patatas este artículo.
Información para la inscripción: http://www.alicante.es/es/tramites/inscripciones-al-consejo-local-cultura-del-1-al-20-junio
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– Hablando de lo mío, hablamos de lo nuestro
Anónimo dice
Yo soy músico e intuyo también que hay movimientos sospechosos.
Vicente