El jueves pasado, antes del concierto de The Bellrays, discutía con «Germán Buzo» y «Mascletá vermut» sobre si, realmente, existía una escena alicantina…
Mimbres para tenerlas hay de sobra, sobre todo si partimos de la base de que tenemos un sinfín de actividades culturales de calidad cada semana. Pero tras 3 días en Sevilla, y asumiendo que las comparaciones son odiosas, me he dado cuenta de que aún necesitamos unas cuantas cosas que pulir para que la cultura en La Terreta funcione de verdad.
Es obvio que Sevilla es una ciudad que gira en torno a sus monumentos. Plazas en las que se reparten los diferentes grupúsculos de la sociedad hispalense y lugares de referencia donde se gestan los proyectos más importantes de su presente y de su futuro.
Nosotros tenemos una tienda de discos como Naranja y Negro, bares como el Jendrix o el Mono, salas como el Marearock o Stereo… pero hay dos cosas que aún no tienen aún suficiente peso: 1. Los referentes y 2. La comunudad cultural.
¿qué mueve la cultura alicantina? Las propuestas particulares de un par de locos osados que montan conciertos de vez en cuando. Tienen un público determinado, pero sin compromiso, y una fuerza relativa que les lleva, muchas veces a perder dinero.
En 2 días en Sevilla, he estado en conciertos dispares: Capsula, un homenaje a Tom Petti y un bolo de Pájaro & friends en «su nido».
No es que hubiera un sold out, pero hablando con la gente del público, me di cuenta de que allí los músicos van a ver conciertos, que hay una idiosincrasia sevillana que parte del rock americano y que tiene en Silvio, Pájaro, Jesús de la Rosa… referentes que han dado paso a bandas como The Milkiway express, Los Labios, Quentín Gas y los Zíngaros, Los News, Pony Bravo… cada una de su padre y de su madre, pero integrada por gente que te puedes encontrar en sitios coml El Vinilo, Discos Record, el múo…
No sé. Imagino que todo el mundo tiene su ego, pero en Alicante falta algo que sirva de nexo a la Comunidad. Muchas veces he pensado que ALM podría serlo, pero no creo que nuestro papel vaya más allá de contar lo que pase, cuando de verdad ocurra y esta transición en el desierto nos lleve, realmente, a algo.
Mientras llega ese momento, seguiremos viajando, buscando claves y reduciendo las distancias entre los diferentes grupúsculos de la ciudad. Quizá algún día la unión de todos ellos no sea una utopía y haya plazas, tiendas, salas, bares… que conformen algo similar a lo que hemos visto en Sevilla: una comunudad cultural que haga que las diferentes propuestas tengan un nexo llamado ÉXITO.
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