Llama la atención que haya partidos que cuando escuchan las palabras social y cultural, sólo piensen en cemento.
La reivindicación del Barrio de Benalúa se ha convertido en una parte del debate que, sobre todo, los candidatos a la alcaldía del PSOE y el PP quieren solventar lo antes posible para rascar los votos que puedan el 28 de mayo.
La cuestión es que en esa vorágine de promesas que luego siempre olvidan, obvian la idiosincrasia, o lo que es lo mismo, como integrar ese pedazo de cemento en lo que el barrio ya es: su historia, su día a día y esas necesidades que más que plantas hacia arriba, requieren dialogo y acción.
Benalúa es uno de los barrios donde mejor se come de Alicante. Tiene un mercado, una plaza infrautilizada, el Teatro más alternativo de la ciudad, El Taller Tumbao, una hoguera más implicada que la mayoría… y entre sus viandantes, aparte de vecinos, y vecinas, proliferan policías, abogados, mucha gente mayor y algún que otro emprendedor de pico y pala, compartiendo coworking.
Si te paras a preguntar, hay un debate muy interesante entre eso que algunos ven como futuro y otros como un camino inevitable a la gentrificación. Al fin y al cabo, es un sitio muy cómodo para vivir, porque está muy cerca de Luceros, de la Estación de tren, del Museo del Ferrocarril, de la plataforma que nos comunica con Gran Alacant, del Palacio de Congresos del Puerto. … ahhh, no, que eso, también son promesas caídas en saco roto…
Bromas aparte, y por mucho que un arquitecto futurista tenga un proyecto que no pega a mano. Esto no se parece demasiado, a lo que Benalúa necesita:?
Es un edificio, sí. Puedes llamarlo Centro Comunitario. Y has reservado espacio para aulas, gimnasio, sala de lectura, invernadero y un solárium. Seguramente, lo mejor, es que esté integrado en un proyecto con 80 nuevas viviendas intergeneracionales. Pero no es que sea feo, es que no pega con la vida que tiene el Barrio.
Y sí, quizá enumerando las necesidades que los que se manifestaban por un Centro Social para Benalúa, estos bloques amontonados cumplan la mayoría de ellos. Pero dice mucho que a la hora de llevarlo a cabo, el resultado sea una copia de un Moneo que desentona con la arquitectura que le rodea.
Quizá al barrio le compense esperar un poco, que votar a alguien solo, para que se cumpla una parte del plan. Al fin y al cabo, y aunque el Centro sea importante, los vecinos lo son más. Y antes de construir nada, habría que saber qué va a ser de las Harineras, de las conexiones con San Gabriel, o Babel, por donde va a pasar el TRAM y si alguna vez, va a haber, realmente, un proyecto de ciudad, y qué sitio va a ocupar el barrio en él.
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