Del 5 al 13 de noviembre se celebra la XXIX Edición de la Muestra de Autores Contemporáneos de Alicante. Durante 9 días, Alicante será la «capital de las escénicas», con 21 espectáculos repartidos en los escenarios más importantes de la ciudad, sin importar cuál de las instituciones lo gestione. Algo digno de aplauso, porque, aunque no debería ser tan complicado, es bueno que Diputación, IVC, Ayuntamiento y UA se pongan «de acuerdo» para dar alas al crecimiento de la cultura local.
Somos una ciudad «público-dependiente» en lo referente a la cultura. Algo que habría que enmendar, porque hace bueno el dicho de «pan para hoy y hambre para cuando terminen los cuatro años de mandato y haya que empezar de cero, otra vez!.
Es triste que no haya un espacio privado que albergue una Muestra viva como esta. O que los 211.430€ salgan, en gran parte, de las arcas públicas. No por desinterés, sino porque hay un convencimiento relativo de que la cultura no es rentable. E igual, el problema es que no la sabemos (o no la quieren) vender como merece.
El largo plazo, o el hecho de cumplir años, es lo único que, por desgracia, da credibilidad a este vetusto, y a su vez innovador, festival.
Como siempre, la presentación fue un truño hasta que Guillermo Heras, director del certamen, abrió el turno de reflexiones. Ser el socio nº 1 de ADE no está reñido con mantener viva la militancia y me gustaría saber hasta que punto Parra, Garijo y Manresa escucharon los matices más importantes de su reflexión sobre el estado actual del teatro.
Para empezar, puso en valor el talento local, dejando a las claras que la inversión pública real debería ir destinada a la formación y a la creación.
Luego se alejó de cupos para concienciar a los presentes de la importancia de la presencia femenina, partiendo de la base del conocimiento que da haber pertenecido al «gremio» durante tantos años. Las comparaciones son odiosas, pero, ni hay que olvidar el pasado, como sugiere el homenaje a JA Peral, ni obviar que 9 de las 21 obras tienen el sello femenino como uno de sus grandes alicientes. Con nombres a tener en cuenta como Carolina África, Beatriz Bergamín, Laura Rubio Carretero o el taller de dramaturgia que impartirá Nieves Rodríguez Rodríguez, el sábado 6 de noviembre.
Después llegó un pensamiento en voz alta referente a los cambios de horarios derivados del Covid. Algo que desde aquí, compartimos que junto a la previsión mostrada por una gran parte del público, puede ayudar a compatibilizar la vida de trabajadores y padres, con la de amantes del teatro a los que la nocturnidad se les hace cuesta arriba.
Por lo demás, hizo un careo de las obras participantes, destacando los dos estrenos absolutos del viernes 5, la importancia del teatro de Calle. Así como una sinergia inevitable con el Alacant a Escena culminada con un merecido homenaje a José Ramón Fernández.
En definitiva, la Muestra seguirá aunando sensibilidades diferentes repartidas por todo el Estado. Al fin y al cabo, España es un país de excesos, y la labor de un buen programador es saber combinar la «dramaturgia viva» con la memoria. Hay que trabajar por quitarnos los nuevos miedos para ir al teatro. Volver a la presencialidad y no temer a los cambios que la «nueva normalidad» pueda aportarle a las tramoyas.
Las entradas siguen valiendo lo mismo. Hay colaboraciones con institutos para incitar a las nuevas generaciones a coquetear con el teatro, y una fluidez en las relaciones institucionales, que no está reñida con todo lo demás.
Así que lo único que queda es que los tickets salgan a la venta y se agoten para demostrar que esta ciudad sigue amando la dramaturgia.
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