El arte consiste en romper moldes y La Peluquería lo está haciendo. Tres partes han llamado la atención de innovadores y amantes de las locuras de Alicante en esta «nueva normalidad» que obliga a nuevos formatos expositivos, sobre los que esta plataforma creativa lleva indagando desde principios de la crisis sanitaria de la COVID-19.
Durante los meses de confinamiento, La Peluquería ha llevado a cabo un par de convocatorias artísticas. La primera de ellas, La ciudad deshabitada, proponía una reflexión sobre el modo en que nuestra existencia se iba a ver trastocada tras la crisis sanitaria, y se materializó en un catálogo al que puede accederse desde la página de Facebook de La Peluquería. La segunda, catálogo_sonoro_del_confinamiento, recogía parte de las creaciones sonoras que se habían gestado y registrado durante el confinamiento y, por ahora, ha tomado la forma de un bandcamp.
En esta ocasión, el formato es la muestra al aire libre, en un lugar deslocalizado o, si se prefiere, secreto. La propuesta viene de la mano del pintor Segimon Vilarasau, quien sugirió este modo de mostrar sus piezas, estrechamente vinculado a su proceso creativo. La muestra, compuesta por una colección de pinturas, lleva por título Descampados, y tendrá lugar el jueves 18 de junio a las 20.00 horas, en algún lugar escondido del extrarradio de la ciudad de Alicante.
Desde hace un par de años, Segimon Vilarasau comenzó a salir los viernes a los límites de la ciudad, allí donde acaba Alicante. En este tiempo se ha dedicado a pintar esos pequeños pleinairs soleados y un tanto desérticos, como es ese terreno que parece quedar fuera de la ley y el uso. Poco a poco ha ido recorriendo el perímetro de la ciudad.
A Segimon le interesan mucho estos espacios por ser lugares conflictivos. No son ciudad, pero tampoco devienen ruralidad. Se relacionan con lo indefinido, lo indeterminado. Esto tiene algunas analogías con su pintura y su manera de tratar los cuadros, lugares comprometidos entre el orden y el caos, entre el significado y la materia oleosa. O, desde otra perspectiva, pone de relieve la creciente importancia que adquieren las ciudades (especialmente las del Arco Mediterráneo, como la nuestra) donde se acumula la mayoría de la población, donde cada vez parece menos importante el territorio sobre el que crecen. La civilización y la cultura crecen de espaldas al territorio.
Otra cuestión de especial interés para Segimon es la de sacar la práctica pictórica y artística al espacio público, focalizando el objetivo en unos paisajes nada importantes, lugares invisibles, suburbiales, para formar parte de esa realidad, pintando y haciendo la exposición in situ. El autor sabe que no quedará rastro de todo eso, que es igual de irrelevante que el espacio donde sucede, pero con toda la potencia de la realidad del hecho.
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