Pasar de una tarde con Rebeca Jiménez, al «Lo que media entre tú y tu soledad es un trecho que no puedo abarcar» de Nacho Vegas…
al «Que no se va a romper, Que tiene que cambiar, La suerte alguna vez»
La vida es un estado de ánimo, la duda es si lo bueno y lo malo se autogenera, se hereda de lo que te rodea o, simplemente pasa.
El caso es que pase como pase, la música es una forma de canalizar, a veces, compartir, otras, o reflexionar (la mayoría de las veces). Porque la cura de la mayoría de los males, es asumir que son compartidos, Y un gran mal, dividido en porciones, aunque a ti te toque una, se deshace, se evapora y, a veces, hasta desaparece.
Es una pena que quienes crecimos con la tristeza como una parte habitual de la vida, tengamos ahora que ocultarla entre filtros, supuestos y miradas desde otra perspectiva social diferente. Lo digo, ahora, porque vengo de hablar para unos cuantos adolescentes que no asumen el fracaso como una parte de la ecuación que les acabará de hacer personas.
Seguramente, es porque miran al sitio equivocado. Y buscan en la pantalla, lo que deberían encontrar unos metros más allá. En la vida real. La que tiene más o menos, un número similar de cosas maravillosas y momentos que olvidar, o que afrontar.
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