Pues sí señores, y señoras, volvemos a estar inmersos en un periodo preelectoral… esas fechas en las que los buzones rebosan cartas que nadie lee, los «corbatillas» (que decía mi padre) se vuelven «accesibles», que casi hay tantas sonrisas falsas como mentiras divagando por televisiones, radios y periódicos, esos tiempos en los que las ilusiones duran menos que un concierto del León Benavente, un viernes, en Alicante.
¡Qué pereza! ¿no? (las elecciones, claro) porque total, ¿para qué? si por nosotr@s fuera, promulgaríamos una repetición masiva del voto para darles un zasca en toda la boca a estos gilipollas. Pero bueno, como no somos nadie, el viernes, nos planteamos recurrir a la opción B: Votar a Abraham Boba… Pensaréis que cuenta como un voto nulo, pero os apostamos, lo que queráis, a que, de aquí al 26 de junio, no escucharéis un discurso mejor que el «2», nuevo disco de León Benavente, con frases épicas como «quiero ser alemán», el principio de «Gloria» (¿a quién no le ha pasado eso de sentir una extraña, y momentánea, euforia?) y más frases a tener en cuenta como: «hacer lo que hacen los perros, lamernos las heridas después de corrernos», o para lo que hay que ver aquí: irnos a California…
¿a qué ya os vais replanteando el voto? pues sigamos, porque al señor Boba, de tanto juntarse con Nacho Vegas, se le ha debido pegar algo de ese agonizante espíritu minero, o de los trabajadores de los astilleros asturianos… eso sí que eran revoluciones y no las de Amaral.
Qué sepáis que en Stereo había más gente que en los mítines de UPyD y Vox, juntos. Había tipos D, tipos gays, amantes, amargad@s que se meten en vidas ajenas, fotógrafos pesados que hacen más fotos al público que a los artistas, amantes de la MTV disfrazados, opusianos y gente acostumbrada a que le digan lo que es un hit, a quién votar y qué bailar, o, más bien, a ritmo de qué son bailar.
Estaban hasta los que sueñan con un palacio en la Ribera, ¡vendidos (y vendidas)! Monárquicos: beatos seguidores del Rey Ricardo, parados que no tienen pasta para alojarse en la concurrida habitación 615 y se vengan estampando su coche en la sede del PP.
Así es la vida errante de l@s desamparados que encuentran su sino aparcado en el mismo bar, con distinta gente. El estado de confusión de quien no tiene nada que perder y se hace el ¡Ánimo!, los que cambiamos mechones rubios por canas, como el vigués de las greñas… y, de fondo, la canción más romántica que nadie a escrito en este diverso país en los últimos tiempos: Ser brigada.
Así es el mundo de l@s que vivimos mejor desde que no tenemos presidente, ni Gobierno. Los que no necesitamos mucho más que 15€ para pasarnos a ver a León Benavente, buscar la analgesia del Ron (Matusalen), ignorar el influjo del bikini… l@s que, vivimos, simplemente, pensando que no hay mejor punto de partida para una elección correcta y aullarle a la luna llena, más que los problemas, las soluciones.
Qué escribir en la papeleta es ya, cosa vuestra, nosotr@s vamos a redactar unos cuantos deseos, como, por ejemplo, que León Benavente saque muchos discos como este, que el Low, allá por el final de julio, nos regale más momentos épicos como el del viernes o que la Stereo, en vez de invitar a los reyes del postureo, se estire y nos pague unas entradas a los que nos pasamos la semana anunciando los conciertos que allí se celebran y hacemos crónicas tan surrealistas como esta.
Si es que, cuando nos ponemos reivindicativ@s…
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