A raíz del artículo sobre la Semana del Orgullo LGTBI de Alicante Chus Arroyo, representante de Alicante Entiende, se puso en contacto conmigo para aclararme que ellos no eran colaboradores del acto… su conclusión, tras contarme la diferencia entre lo que ellos proponen y lo que el Ayuntamiento acaba haciendo es abismal, es que viven en los mundos de Yupi. Quizá el problema es que gran parte de la población vive en el mismo sitio…
A veces parece que todo ésto es una especie de paranoia conspiranoide. Pero no, cada semana, nos pasa algo similar con el Ayuntamiento de Alicante: Una idea de la que se apropian, el mosqueo de una asociación, porque los nombran sin haber contado con ellas, versiones que distan mucho de la «oficial»… y así, podemos aburriros con el día a día de quien, por culpa de los que enrevesan (y tergiversan) la normalidad.
Es lo que tiene querer convertir en noticia al político y creer que el día a día es una minicampaña electoral, o una exhibición personal, o un concurso en el que gana quien se hace la foto X (Que gente dispuesta a esos 15 minutos de fama que decía Warhol, aunque no pinten nada, hay de sobra), sin tener en cuenta que la sensibilidad de quien pelea por los derechos del colectivo LGTBI, o por la proliferación de carriles bici, o por la mejora del comercio de proximidad, o por el reparto equitativo de comida en los barrios… son cosas que no se pueden tomar a broma porque implican a demasiada gente que, por cierto, también vota.
Una vez más, el concepto PARTICIPACIÓN CIUDADANA, vuelve a quedar en entredicho. Y abre una brecha entre los que se quedan en la foto, y los que miran más allá de ella. Y lo malo es que la mayoría de las veces, más allá hay un vacío, o un mosqueo generalizado, o la crítica que nosotros nos atrevemos a hacer (aunque nos critiquen). Porque no se menta la cuerda en casa del ahorcado, ni conviene olvidar que quien organiza o gestiona un evento, o un acto, es la Concejalía, o el Ayuntamiento, no el político. Y que a la gente le interesa el cartel, la programación, o el protagonista del hecho relevante, no la foto del acompañante.
Por eso, desde aquí, sólo podemos deciros dos cosas:
- que miréis más allá de lo que un titular o una foto puede decir.
- que nosotr@s no criticamos por criticar. No ganamos nada de la polémica, pero un trabajo o una difusión mal hecha, nos genera cientos de mensajes que, simplemente, cuando son generalizados, como en estos casos, hacemos públicos.
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