Hola Jon!
Siento lo que te ha pasado con las Redes. Yo estoy recorriendo el camino inverso. No necesito que me echen, porque salgo yo, hastiada de planes que no podré hacer, envidias que me deprimen, fotos que hacen que vea que mi vida es una mierda y horas de pasar fotos sin tener que pensar que antes dedicaba a cosas productivas como leer o tener una vida social real sin emoticonos y con esa parte imperfecta de las cosas que aunque Facebook o Instagram se empeñen en ocultar, sigue ahí.
Te invito a que escapes. A que no te agobies. A que pienses. A que leas. A que veas cómo ha cambiado el mundo en este tiempo de aislamiento no forzado de la pandemia más extendida: el móvil.
Siempre hablas de proyectos que no puedes llevar a cabo. No es tu hija, ni tu mujer la que te impiden materiarizarlos. Sino el trabajo. Ese que no te deja desconectar. El que te deja sin vacaciones. El que hace que te acuestes con la sensación de que todos los días son iguales.
Apaga el móvil e intenta devolver la parte analógica a la cultura de Alicante. El contacto directo. La vida. La parte archivable que las agendas con fecha de caducidad no tienen. Y tómate un café con toda esa lista de amigos que has hecho estos años, para ver lo que han hecho, lo que quieren hacer o cómo os podéis ayudar. Conmigo primera, porque te he dado la idea, y porque sin redes, la palabra «no» se utiliza menos veces.
Un abrazo
Elena sin más.
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