Para todos esos nostálgicos con arrugas y canas, el jueves fue el mejor día del festival. A lo tonto, nos hemos convertido en embajadores de Aranda y su agosto. Cicerones que han asumido que, contagiar las sensaciones que allí se viven, es una labor gratificante que agradecen hasta l@s que no tienen demasiado apego por la música alternativa.
Luego llegaron los nuevos éxitos detectivianos, la sangre en el marcador, Charo (el hit), se estrechan en el corazón y los relámpagos, mezcladas con temas míticos como «¿Dónde está el dinero? «, «salitre», «Tenía que decírtelo» y un punto final a 50minutos, casi perfectos, con «Vidas cruzadas» que dejó, más que satisfechos a los presentes.
El otro perspicaz fue Ángel Stanich, con cuyos músicos estuvimos departiendo afablemente a la mañana sobre camisas frikis con el ego de tu propia cara como dibujo y otras lindezas que quedarán entre el cachi de croquetas, la máscara de Sloth y el respeto. La cosa es que llegamos justo a tiempo para emprender el camino ácido hacia el pasado, de encargar nuestra ración de carne a Metralleta Joe y de plantearnos como íbamos a carburar escuchando al Dúo Dinámico.
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