Los cuatro «jóvenes» Bostoners salieron puntuales. Fue extraño, porque la gente se quedó callada, de repente, esperando que el primer acorde sonara. Si de algo adolecemos en los tiempos modernos, es de expectación, nos creemos que es lo mismo ver un vídeo de Youtube que ver un concierto en directo, o que escuchar una canción en el Spotify, tiene algo que ver con escucharla en un tocadiscos. Quizá esa fuera la razón de la media de edad del público, o puede que la sensibilidad se vaya transformando con el tiempo. El caso es que hay cosas que hay que vivirlas cuando suceden. Y ver en vivo a un grupo que llevaba 30años sin pasar por España es una experiencia única e irrepetible.
Se nota que el curso acelerado del Facebook de Santa Leonor está causando efecto. Joder, ¡cómo me hubiera gustado vivir en los 70! Pero bueno, aquí estamos, en el 2016, bailando y berreando «all kindsa girls» como si fuera un hit recién salido del horno.
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