Tindersticks y la paz hallada en mitad de un miércoles

Día: 11 de enero de 2023
Lugar: Aula de Cultura de Alicante
Grupo: Tinderstcicks
Autor de la crónica: Jon López.

A veces, cuando imagino ese momento previo a mi muerte, pienso que mis últimos restos de energía se perderán en ratos de conciertos que viví, esos que por mucho tiempo que pase, no se olvidan.

De acumular tantos, gran parte de los detalles se pierden, pero otros encadenan momentos vividos en esos ratos de directos con la canción, o el disco, que las evoca. The Tindersticks formará parte de ese pase de diapositivas. No una vez, sino tres (de momento). La última, en Alicante, en mi primer concierto del año 2023, el que abre el ciclo SONIDOS GLOBALES, un miércoles de un enero menos frío de lo habitual.

Sí, un miércoles, porque entre semana, también, uno puede dedicar el tiempo que otros se pasan tumbados en el sofá, a alimentar su alma con 19 joyas del prolífico quinteto (+1) de Nothingam. Personalmente, quedé gratamente sorprendido con Earl Harvin, un batería que no formaba parte de la formación en los otros dos conciertos que había visto de ellos. Sutil, elegante, meticuloso, metronómico… de esos que hace de la sencillez un lujo sin estridencias, sin mucho de ese bombo en el que los baterías rockeros ocultan sus carencias.

El resto… mucha flema británica, para repasar 30 años y 14 discos, con una selección inesperada de repertorio, en el que obviaron gran parte de sus grandes éxitos, para inmiscuirnos en la parte más melódica de la banda. Stuart Ashton Staples sigue teniendo una voz grave y prodigiosa, que ahora acompaña de una pose mucho más madura y sosegada. Y todo eso, más que un reto de erudito, es una ocasión de coleccionar temas. Algo que no se estila demasiado por estos lares y que, a veces, reivindica momentos que el músico, o el letrista no quiere olvidar. Un hecho que sólo entiende quien tiene la capacidad de releer las historias, que entre los presentes, había, creo, muchos, Y muchas.

En el matiz está el gran secreto de esta banda, que nos presentó una decena de guitarras, diferentes teclados, elementos de percusión que rara vez se ven en un escenario de rock o pop, como la cuica.

Ha sido placentero, evocador, con versión de Peggy Lee de premio para un repleto Aula de Cultura. Dudo que ninguno de los presentes se fuera a casa decepcionado. Yo, al menos, me llevé activadas las partes del organismo que solo activan los placeres musicados. Esos que, entiendo, formarán parte del final que espero tardar tiempo en experimentar.