Uno no sabe si debe ser duro o blando con aquellos que olvidan las tradiciones para una ganancia puntual de dinero. Nadie va a discutir la importancia de la democracia en las adjudicaciones de puestos, kioskos, etc que tienen lugar cada día, en todos los ayuntamientos de todo el mundo. Pero, a veces, en esas puntuaciones «objetivas»que tanto gustan a funcionarios y políticos (con determinados intereses), deberían primarse, o al menos, tenerse en cuenta, las emociones.
Si las tradiciones importan para todo lo referente a Las Hogueras, también deberían tenerse en cuenta a la hora de no perder la singularidad de éstos puestos que forman parte de la idiosincrasia del Centro de Alicante y del Mercado. ¿Os imagináis entrando al mismo Mercado y que los puestos de Charcutería fueran de El Pozo, los de Pescado vendieran pescado congelado de Pescanova, o que la fruta, en lugar de venir de las huertas de nuestro entorno, las trajera una multinacional de Sudáfrica o de Malta?
Pues eso, hay arraigos que se deben valorar. Se les puede exigir una dosis de modernidad, adaptarse a las normativas vigentes, o adaptar los alquileres a las necesidades del Ayuntamiento y de los Comerciantes. Pero que no se equivoquen, el comercio de proximidad ése, que tanto citan en sus discursos, nada tiene que ver con las grandes cadenas que han colapsado de Fast Food La Rambla. Por lo que convendría hacer un esfuerzo por mantener algo tan propio nuestro, como el Turrón de Xixona.
Al fin y al cabo, el turrón es una seña de identidad de Alicante. Y el Mercado, es el epicentro de nuestra gastronomía. Así que ¿qué mejor exponente de muestra que empresas de 4 generaciones alumbrando la entrada de uno de los emblemas de la ciudad?
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