El Jendrix cumple 25 años. Un cuarto de siglo de cervezas, conversaciones nocturnas y, sobre todo, buena música.
La casa del Rock por excelencia de lo que otrora fue un caudal de vida alternativa (la Ruta de la Madera) es uno de los pocos sitios donde, a día de hoy, los puretas nostálgicos podemos divertirnos. Nunca falta un dj con gusto, las ahora imprescindibles cervezas artesanales y, sobre todo, todos esos niños perdidos de la cultura alicantina, que se reúnen allí para tomarse algo después de un concierto en las ya famosas post-partys del Jendrix.
En los seis años que llevo aquí han cerrado unos cuantos centros neurálgicos de la puesta en común cultureta (La Ambrossía, el Unbuendía, el Cure, el Supporter…) lo que convierte en necesario que el bar de Mauri siga organizando homenajes anuales a Bowie, fiestas remember, el PFDF de Hogueras, fiestas con invitados ilustres como Marciano Pizarro, Ramiroquai, Juan de Pablos, los no desdeñables residentes… el Rock & Buzo y algún que otro concierto para celebrar Halloween, Carnavales o, simplemente que es sábado.
Y hablando del amigo Farci… nadie se imagina ya el bar sin este italo-alicantino que ha sabido darle una constancia y un orden al asunto, poniendo un punto de selección, y dando importancia, a quien se sube a poner música a la cabina, cosa no muy habitual por estos lares…
Las viejas paredes del bar de la Calle José Gutiérrez Petén seguirán acumulando historias nocturnas con rock, punk o garage sonando de fondo, mientras los parroquianos siguen discutiendo sobre esas cosas que Google ha desvirtuado u organizando un viaje al Azkena o al Funtastic… o simplemente, aprendiendo a escuchar, un arte en desuso que se agradece que alguien recupere.
Esperamos que el viejo Jendrix supere los 27 y cumpla muchos más… porque allí es donde, últimamente, más me he divertido. Agradezco a La Hiena haberme motivado para pinchar y todos los descubrimientos que Koba, el Perro Magnífico, Knalla, Mayka, Los Buzos Patilludos, los Ñoquis y el resto de la banda me han proporcionado.
Sigamos viviendo… y aprendiendo.
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