Stereo se convirtió, por un rato, en el estado 53 de Estados Unidos. De esa parte demócrata de camisas de cuadros, blueses acelerados y pubs que abren los lunes por la noche con un programa más interesante que el que ponen en la Fox, o en la CBS.
Nikki Hill, salió pletórica como la luna llena de fuera, con una camiseta naranja de football de Ottis, con un apellido mítico sobre el 64 de su espalda: Redding. Olía a R&B hasta en el sobaco sudado del guitarrista de la camisa hawaiana.
Desde el primer derrape del 4×4 de la batería, hasta la hora de punteos intercalados del primo de Rafa Nadal y el rubio newyorkino fue un puto éxtasis. Las raíces del rock crecieron en todas las vertientes posibles, desde el principio con rollito Chuck Berry de «I´ve got a man» y «strapped to the head«, hasta el soul de la deliciosa «Nothin´with you«. En apenas dos contoneos y un par de «marcadas» de ritmo al estilo de las Iglesias gospel, se metió a los asistentes en el bolsillo,
Con «struttin«, el aroma sureño fue caldeando el ambiente con varias batallas de riffs y escalas de guitarras intercaladas que hicieron gritar, cual vaqueros en el oeste, a tod@s l@s presentes. El erotismo iba in crescendo entre la Hill y su marido y el salvajismo fue socarrando los bailes, la voz de Nikki, la entrega de los que aplaudían y las reverencias de los que acompañaban los gritos desgarrados de la reina de la noche desde debajo del escenario.
Hubo sitio hasta para el «sweet little sixteen» del maestro Berry, antes de redondear la noche con los mejores temas de su último disco «Heavy Hearts hard fists«; «Oh My» y «scratch back«.
La foto, esta vez, más que en primera fila, estaba en la barra. decenas de cabezas, despeinándose, un lunes y sin anuncios… acostarse feliz, aunque te levantes a las cinco de la mañana no tiene precio, he ahí el verdadero lujo: el de las buenas sensaciones acumuladas y el que hace recuerdes que mantienes intacta tu alma (de rock & Roll).
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