Mientras la mitad de España calentaba motores para el clásico y la otra mitad esperaba los resultados de las elecciones andaluzas, más de 200alicantinos hacían cola en la entrada del Arniches para ver el concierto de Guadalupe plata y Macumba brothers.
Es posible que este hecho, pase desapercibido hoy por las portadas de los grandes diarios nacionales. Pero para los que llevamos un tiempo deseando poder dar noticias como esta, el «sold out» en un evento celebrado en Alicante, es un titular mucho más relevante que todo lo que el fútbol, la política u otros temas nos puedan ofrecer.
La alegría por la noticia era palpable en todos y cada uno de los asistentes. Los organizadores sonreían, por fin, los grupos parecían más responsabilizados, aún, que otras veces, la gente iba predispuesta a bailar… así que tomamos asiento en una de las primeras filas, captamos las sonrisas contagiosas de los que nos rodeaban, escuchamos la cuenta atrás personalizada en la sensualidad de la voz grabada de la megafonía, avisándonos de que quedaban dos minutos para el comienzo del espectáculo, y esperamos a que las luces se apagaran para empezar la tarde con Macumba brothers.
Si el «tutti venduti» es una gran noticia, también lo es que un grupo alicantino pueda mostrar su arte a más de doscientas personas. Así que, cuando los focos naranjas, iluminaron el escenario, aplaudimos a rabiar a los Macumbra brothers.
Sin mediar presentación, el trío de locos emergió de las bambalinas y nos empezó a aderezar la tarde con sus ritmos de rock primitivo. Los aullidos del escenario se fueron extendiendo por la sala, al son que Pablo iba marcando con su Goliat. Nuestros motores estaban calientes, ya, y el sonido de la armónica, nos trasladaba a la psicodelia más pura que se puede importar desde el otro lado del Atlántico.
Los riffs repetitivos se iban clavando en nuestros oídos, como si un chamán del norte de Méjico nos hubiera abducido, por un momento, y nos incitará a morder las notas que salían del movimiento del slide del guitarrista.
Pocos resistieron la tentación de ponerse de pie. Muchos bailaban, otros marcaban el ritmo de las canciones con sus palmas… era como si, de repente, Alicante hubiera aprendido a bailar, como si todo el mundo, allí presente, fuera consciente de lo importante que era lo que allí estaba pasando.
Fueron 40minutos de fulgor. El ego del cantante no entendió que lo bueno, si breve, dos veces bueno; pero era lógico. No todos los días, uno toca en casa delante de tanta gente. Por eso, apuraron la última canción para dejar paso a Guadalupe plata.
Mientras los pipas hacían su trabajo, hicimos, gustosamente, cola en el baño y compartimos cerveza con algún@s de l@s nuev@s amig@s que hemos hecho a lo largo de los conciertos de este ciclo del Atiende Alicante.
A eso de las ocho y cuarto, los Guadalupe Plata saltaron al escenario. Llevábamos dos años sin verlos. Así que, aclaramos nuestras voces para berrear los viejos hits y abrimos de par en par los oídos, para escuchar atentamente los entresijos del nuevo trabajo del grupo ubetense.
Rápidamente cogimos el ritmo de blues sureño para recorrer el abismo que nos separaba del infierno al que los compases nos llevaban. Una gogó con cuernos de diablo, personificaba en la primera fila la abducción a la que nos estaban sometiendo. El olor a rata empezaba a ser evidente, llovían serpientes negras y Milana seguía tan bonita como la última vez que voló hasta el hombro del tío Azarías.
El nihilismo era una corriente imparable, daba igual que el Barça ganara o perdiera, que en Andalucía la historia del país estuviera cambiando… el mundo se había parado en mitad de aquella tormenta localizada en el escenario del teatro Arniches. El contrabalde de Paco Luis Martos y su pose de anuncio de camisetas de abanderado, retumbaba en nuestra quijotera a medida que nos acercábamos a la calle 24, aprendíamos lo que se siente al matar un gatito y susurrábamos al oído de nuestras amadas eso de «baby, me vuelves loco». Tan loco que se nos desencajaron las caderas cuando «Lorena» acabó de rematar el éxtasis de una tarde de domingo con «sold out», buena música, posos de cultura emergente y, claro, felicidad, de esa que no se puede comprar en ningún sitio. ¿o sí?
La última cita del Atiende Alicante será el 19 de abril con el concierto del grupo australiano The Saints. Esperamos que la historia vuelva a repetirse y que lo del «sold out» más que una noticia puntual sea una constante.
Santi Stone dice
Acertado repaso a una GRAN noche de Domingo, es que los hicieron para bailar!
Jonn dice
Y que se repitan muchas como esta, o mejores 😉