La organización ECOLOGISTAS EN ACCIÓN ha otorgado 6 «banderas negras» a los casos más relevantes de contaminación y mala gestión del litoral valenciano, en Orihuela, Xàbia, València, Benicarló y Vinaròs, y para las administraciones central, autonómica y local en el caso de València, de un total de 48 repartidas por todas las costas españolas.
- Informe completo AQUÍ (a partir de la página 174)
El informe otorga dos banderas negras por provincia y/o ciudad autónoma: una bandera por contaminación y otra por mala gestión ambiental del litoral. Y «podrían ser muchas más».
Entre nuestras premiadas están la Cala Mosca, de Orihuela, «el único tramo de costa sin ladrillo del municipio», una playa con una gran riqueza medioambiental, con una gran biodiversidad y en la que las aguas albergan una pradera de posidonia y una gran variedad de peces.
También en Alicante, las banderas negras han distinguido a la zona del Arenal de la playa de Xàbia, que «tiene un problema grave de vertidos: desgraciadamente, cada vez que se producen episodios de fuertes lluvias y temporales, la costa aparece llena de toallitas y otros restos».
Desde Ecologistas en Acción han denunciado «la pésima gestión que se hace de la dinámica de retroceso de las playas», a la que se han referido como «tirita caníbal territorial» y la han criticado por «cortoplacista, ineficaz y que devora recursos del propio territorio».
Los problemas…
En cuanto a las principales problemáticas observadas y causantes de daño en las playas, destaca la turistificación y la urbanización del litoral.
De las 48 banderas otorgadas este año en toda España, 17 corresponden a la urbanización de la costa, 12 a vertidos, seis a contaminación química, lumínica o acústica, seis a afecciones a la biodiversidad, tres a la acumulación de residuos marinos, dos a dragados y ampliaciones portuarias sin justificación y otras dos a otros motivos.
En esta ocasión aparece por primera vez una problemática que hasta ahora no se había denunciado: la proliferación de playas caninas designadas sin hacer previamente una evaluación de impacto ambiental, lo cual ha generado en algún caso un impacto grave.
Según Ecologistas en Acción, «las aves perciben al perro como predador y este a ellas como presa; cuando permitimos que un perro persiga a las aves, aunque no las atrape, causamos en ellas un importante estrés, les impedimos o dificultamos la obtención de alimento, las privamos de descanso y las obligamos a invertir un elevado gasto energético en tener que huir».
Deja una respuesta