Nunca una guerra fue tan productiva para el desarrollo cultural de una ciudad…
Mientras en toda España las librerías más importantes están bajando sus persianas para siempre, en Alicante tenemos el boom de la literatura encarnado por 2 centros neurálgicos de los libros: 80 Mundos, flamante mejor librería cultural de 2019 y Pynchon & Co, que lejos de cerrar, acaba de reabrir sus puertas con más metros cuadrados, más libros y más espacio para presentaciones, charlas y cursos.
Entre una y otra han conseguido que los mejores autores nacionales tengan marcado en rojo una ciudad, Alicante, que, por desgracia, en otras disciplinas no destaca de la misma manera.
Como medio de comunicación resulta entretenido contar el desarrollo de la comunidad literaria de la ciudad. Ver como de una contraprogramación brutal, ha aumentado el criterio, la buena difusión, la admiración por los escritores locales y la proliferación de «actividades complementarias» como las Veladas del Maestral, el Poetry Slam, el Striptease Verbal… o el aumento de eventos de libros en la SEU de Alicante o en Casa Mediterráneo.
Imponerse a las grandes cadenas comerciales ha sido posible gracias a dos apuestas diferentes, y alternativas, que han encontrado su parte complementaria, corroborando que la cultura puede ser una buena fuente de ingresos cuando hay un criterio, un orden y una apuesta firme por la pedagogía y una reivindicación resistente al frío y al calor.
Ojalá ocurriera lo mismo en el Arte con un halo de sensatez para desarrollar a medio largo plazo las propuestas públicas de MACA, Marq, Lonja del pescado… lo mismo ocurre con la música, donde los melómanos llevamos tiempo reclamando esta dualidad exitosa de la literatura, en salas que hicieran que la vetusta Stereo se pusiera las pilas. Lo mismo que el replanteamiento que necesita todo ese entramado de desorden en locales que se denominan culturales, pero que poco aportan primando más ahorrarse cuatro duros que elaborar una programación concreta y apta para alguien más que esos «bohemios de pacotilla» que priman más el alcohol que el hecho de saciar la bendita sed de paladear novedades artísticas de calidad.
Esperemos que el ejemplo literario cunda, se extienda y mantenga abiertas las ventanas que separan las ideas de la esperanza de hacerlas realidad. Pero mientras programadores y autoridades se dan cuenta de que la gestión cultural va más allá de cuatro amistades o compromisos, seguiremos disfrutando de ser una referencia estatal de la literatura.
Mariantonia dice
Falta «El sabor de las palabras», organizado porAgencia Mankell con la UA y el restaurante Dársena. Otro impulso muy importante al mundo de la teratura.