A apenas unos días del funtastic hay que entrenar la locura, meterse en el papel de lunático circunstancial y empatizar con gente extraña. El teatro Arniches no estaba ni la mitad de lleno que aquel inolvidable concierto de Guadalupe Plata de hace unos meses, lo que dice mucho de la curiosidad de los alicantinos, capaces de agotar en dos horas las entradas para ver a Pablo Alborán, o ver a Supersubmarina 234veces, pero incapaces de buscar a Fumaça Preta por las amplias nubes de información de Internet y limitarse a justificar la no asistencia con un escueto ¿quién coño son esos?
Lo suyo es disfrutarlo y gozar con esa sensación de sorpresa que en esta sociedad, últimamente, sólo nos despiertan las cantidades de pasta que se llevan los políticos. Porque, ya por curiosidad personal: ¿desde cuando no os sorprendéis? ¿cuánto hace que no os quedáis boquiabiertos viendo algo que no esperabais ver? ¿hace cuánto que no os arriesgáis a saber que pasaría si…? pues eso es el Atiende Alicante de este año, una sorpresa semanal envuelta con música extraña y derivados de diversión inesperada y alejada de los tópicos indies, las radiofórmulas cansinas y la cuadriculación de gustos a las que estamos sometidos.









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