A apenas unos días del funtastic hay que entrenar la locura, meterse en el papel de lunático circunstancial y empatizar con gente extraña. El teatro Arniches no estaba ni la mitad de lleno que aquel inolvidable concierto de Guadalupe Plata de hace unos meses, lo que dice mucho de la curiosidad de los alicantinos, capaces de agotar en dos horas las entradas para ver a Pablo Alborán, o ver a Supersubmarina 234veces, pero incapaces de buscar a Fumaça Preta por las amplias nubes de información de Internet y limitarse a justificar la no asistencia con un escueto ¿quién coño son esos?
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