Mucho se habla estos días de la nueva factura de la luz, pero igual, en esa «no movilización» deberíamos incluir el trato y los precios abusivos con los que las compañías de Telefonía nos sangran.
Tras más de 10 años en Orange, 2 timos a mano armada, que luego te solucionan como si fueran los salvadores del mundo (con 12 o 24 meses de permanencia), a la tercera, y tras problemas varios con la conexión, he decidido decirles adiós.
Al rebuscar en el mercado telefónico, me he dado cuenta de que, en el fondo, todas las compañías tienen la misma política de empresa, que no es otra que ESTAFAR. Parten de una oferta con descuento en la factura de 3 meses, o una compra de móvil (que en 24 meses de pagos te sale más caro que si lo compraras libre). Y eso, por no hablar, de la cantidad de gente que ha acabado en una lista de morosos o está pagando cosas porque darse de baja es como una secuela mala de la saga «misión imposible» del amigo Tom Cruise.
Aquí me llaman la atención dos cosas: Una, que los Gobiernos no pongan remedio con medidas más duras para esta panda de sin vergüenzas o cree una red pública alternativa. Y la segunda es el corporativismo de quien te coge el teléfono. Ojalá la cultura o la educación tuviera el nivel de pertenencia que los empleados telefónicos y la gente de las tiendas tiene. Porque muy mal tiene que estar la cosa para que te ganes la vida engañando a gente que, cumpliendo una necesidad, acaba esclavizado y pagando, como poco, 30 euros por tener en marcha un puto teléfono.
Ante estos personajillos, está todo el mercado de ofertas y la capacidad para igualar o mejorar la oferta, una vez hayas iniciado el proceso de cambio, porque sino, ni te llaman… Sólo cuando amenazas son simpáticos. Son como la representación del diablo en los dibujos animados. Sonríen y te adulan hasta que firmas, y una vez estampado el garabato, el angelito se transforma en demonio. Adiós buenas palabras, adiós servicios y, encima, tienes que estar con 10 ojos para que no te metan pluses en el fijo que no tienes ni conectado, en la copia de la tarjeta que tienes que cambiar cuando el móvil explota, en los sms que te llegan cada tres días vendiéndote mierdas que nunca vas a comprar…
Y así, hasta que se te hinchan los huevos. Y te vas, cansado de publicidad falsa, de regalos trampa, de horas colgado al móvil para solucionar problemas que te aseguraron que no volverías a tener… en fin, que como decía mi abuelo, nadie se hace millonario siendo honrado, y en el precio abusivo de un bien que cada vez está más cerca de ser de primera necesidad (porque con el móvil cagamos, pagamos, nos relacionamos, compramos…).
Al final, puestos a arriesgar, me he dado de alta con una compañía local, que, aparte de cobrarme 3 veces menos, me han hecho los trámites en 2 horas, no tengo permanencia, el wifi ha pasado de 30 megas (de 600 contratados) a más de 200, el precio pactado es para siempre y cuando llamo me atienden con jerga alicantina.
El riesgo a que me timen está ahí. Pero ¿qué queréis que os diga? me he vuelto chovinista y prefiero que me time un tío de aquí, que darle mi dinero a una empresa francesa que se dedica a ganar pasta a espuertas sin dar nada a cambio (porque, al menos, Movistar, tiene un equipo ciclista, ha organizado conciertos, o invierte en producciones de cine y series nacionales).
En fin. Que me acabo de quitar un peso de encima y me ha apetecido compartirlo con vosotr@s.
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