A todos nos gustaría que el Alacant Desperta fuera una referencia, una cuna de futuros artistas, un principio del fin de la precariedad de pintores, autores y músicas de esta ciudad. Pero la realidad es que Alacant Desperta es un festival de base que perpetúa, en parte, la lacra de la cultura, que no es otra que el «amor al arte».
Como todo, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, como el doble sentido del eslogan de hace unos años. Tiene sus defensores a ultranza y los críticos que quedan fuera, como una parte de todo lo que en esta ciudad completa la dificultad de cumplir años.
En este medio, sabéis que no somos defensores de la cultura gratuita. Ni para el público, ni para el artista. Porque, en el fondo, no hace otra cosa que desvirtuarla y precarizarla. Todos hemos hecho excepciones. Y todos hemos empezado en algún momento agradeciendo puertas «abiertas» que no siempre conducían a lugares buenos. Porque sentar el precedente de la gratuidad es una rémora que se arrastra más tiempo del que nos gustaría a todos, y luego, el día, o la excepción, se convierte en rutina, entre otras cosas, porque no son pocos los «bares culturales» de aquí que agarran la bandera del respirart para no pagar un chavo, o pagar con cerveza, o «en negro»… vamos, lo que si te lo hicieran a ti, que no eres artista, en tu curro, llamarías explotación, discriminación, injusticia… o cosas así.
Como veis, la bola se va haciendo grande. Porque despertar tres días, para dormir 363 no tiene mucho sentido. Y más ahora que hay espacios para distribuir una programación tan inabarcable, en centros sociales, plazas, barrios… o ¿por qué no? en una casa autogestionada, u ocupando/reclamando «ruinas» como el Ideal, Las Harineras, La Británica o cualquiera de esos espacios vacíos que, de forma colaborativa y por amor al arte, podríamos transformar.
Pero claro, cuando hay que manifestarse/pelear/reclamar… los miles de amantes del arte predispuestos no se unen a los 50 peleles de siempre. Porque, como he dicho, basta con respirar(t) tres días al año. Y eso sin entrar en la premisa de la renovación, el rejuvenecimiento de las propuestas o lo que cambiaría todo: tener una perspectiva o buscar un siguiente escalón que diera sentido a una tan noble reclamación pública, que derivase en cachés decentes, en gorras llenas como las del Circarte o el Artenbitrit, intercambios con otras ciudades, debates como los del «Reiniciando el sistema», sinergias internas, independencia…
Un gesto, no siempre es suficiente. Y la (auto)crítica es solo una parte más del proceso, porque reformula preguntas que quizá con tanto sopar y tanta preparación endogámica no nos da tiempo a hacernos. ¿quién queda fuera? ¿por qué queda fuera? ¿cuántos nos autoexcluímos? ¿quién paga la fiesta? ¿por qué la paga? ¿quién gana algo con todo esto?
Yo sé, porque me lo han contado, que todo esto nació como una reivindicación de lo que en otras épocas no se podía hacer en esta ciudad. Pero es que ahora sí que se pueden hacer cosas y quién no las hace es porque no quiere, porque no tiene un talento suficiente para hacerlas, o porque no tiene intención alguna de vivir de su arte. El resto, buscaría la forma a través de la pelea, el cambio, la reivindicación… y esas cosas que a los cuarentones (y mayores) no les apetece. De hecho, con esa edad, la cultura de base se ve desde abajo del escenario y se deja gestionar a otr@s que sí que harían bueno el propósito primigenio del Alacant Desperta.
Ojalá este fin de semana, cuando suba al Monte Tossal, a diferencia de lo que vi hace 3 años, vea jóvenes, niñas, artistas que no conozco y propuestas diferentes. De primeras, al ver los carteles de la programación, me faltan más jams, debates, reivindicación de causas alicantinas que están ahí (El Ideal, La Zona Edusi, La Peatonalización, el transporte público, la reforestación…), talleres y cosas participativas que abran el micro a los que no pueden contar lo que llevan dentro. Y, eso sí, me da pena que la ciudad no se pare y compitan con el Spring City, con las programaciones de teatros, museos y centros culturales que no cierran, o no se unen a la fiesta.
Esa tesitura de tener que elegir es dura y limita el contenido al rato que le quieras dedicar. Porque si fuera lo que venden, este sería el fin de semana del AD, y no lo es.
Pero si os apetece juzgar por vosotr@s mism@s, os dejamos la programación. Los dos primeros carteles son los que nos parecen más interesantes. El primero, en su parte izquierda, porque tiene el noble proceso de educar.
El segundo porque es inspirador y pone en valor uno de los grandes exponentes de la cultura local: la poesía, los cuentos, y la literatura encarnada en propuestas como el Poetry Slam y las Jams del Refugio macerados con nombres como Nelo Curti, Ignasi Poveda, Iván Calero…
También mola el espacio sostenible, en una ciudad más guarra por lo que se ensucia, que por lo que no limpian.
El resto es cosa vuestra…
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