Ya hemos escrito un sinfín de artículos sobre la falta de civismo y conciencia social/ambiental de la ciudadanía de Alicante. Hoy nos hacemos eco de una noticia de la concejalía de Tráfico y Movilidad de Alicante, que pretende limitar la velocidad máxima a 30km/hora en las calles de sentido único (el 80% de las vías de la ciudad) para, supuestamente, fomentar la movilidad peatonal y convertir los barrios en lugares más amables.
El revuelo egoísta de una mayoría que no se plantea el uso del transporte público, la bicicleta o, por qué no, ir andando, ignora que la propuesta viene avalada por el éxito en ciudades como Valencia y Madrid y sigue las directrices de la Dirección General de Tráfico para mejorar la seguridad en el tráfico urbano y haciendo las calles de la ciudad más amables para los peatones.
No se trata de tardar más, sino de reducir el caos y concienciar de que no es necesario bajar al centro de Alicante en coche.
El informe elaborado por el Departamento de Tráfico y Movilidad refleja como durante los últimos 40 años Alicante ha cambiado, pasando de una ciudad para el peatón a una ciudad para el coche. Esto ha sido motivado principalmente por el aumento de la flota de vehículos existentes. Este cambio ha supuesto para la ciudad, entre otras cuestiones un aumento de la contaminación acústica y atmosférica, también el número de accidentes y mayor sensación de inseguridad para el peatón.
Según el Plan de Movilidad Urbana Sostenible de Alicante, el total de desplazamientos diarios que se producen en Alicante es de 715.711, de los cuales el 45% se realiza en transporte privado, el 41% a pie, el 12% en transporte público y solo un 2% en bicicleta. Lo que evidencia la necesidad de promocionar los modos de transporte no motorizados y el transporte público.
El Ayuntamiento de Alicante tiene como uno de sus objetivos estratégicos incrementar la calidad de vida de los habitantes de la ciudad y de sus visitantes, desarrollando y coordinando para ello acciones metropolitanas que, entre otras, promuevan un sistema de movilidad sostenible y seguro.
En la actualidad, desde el Departamento de Tráfico se están analizando qué medidas tomar para hacer la ciudad más habitable, siendo los principales beneficios que se quieren conseguir los siguientes: Hacer las calles más amables para el peatón, mejorando la eficiencia social del espacio urbano, facilitar la integración del tráfico ciclista en la calzada, reducir la necesidad de señales, menor mantenimiento y contaminación visual, favorecer la disuasión del uso del vehículo motorizado, facilitar la creación de zonas con prioridad peatonal y zonas de coexistencia, sin segregación entre aceras y calzada, reducción del número y gravedad de los accidentes, reducción de la contaminación acústica, atmosférica y el consumo de combustible fósil.
En definitiva, se trata de cambiar el concepto, hecho que ayudaría a un crecimiento en el número de vías peatonales, de carriles bici y de un servicio de autobuses que deja mucho que desear (sobre todo a partir de las 22.00h).
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