Alicante empieza a parecer una novela por escribir. No sé si negra, porque, de momento, no hay muertos que merezcan protagonizar los capítulos futuros de esta búsqueda de la normalidad. Pero empiezo a creer que, más veces de las debidas, la realidad supera cualquier ficción que podamos imaginar y la mala costumbre de buscar malos en un relato que no los necesita, suele acabar jodiendo el despegue de muchas buenas intenciones.
Nunca he sabido porque somos chovinistas, justo, cuando no es necesario. Y cuando lo es, la herencia fenicia emerge y apaga toda luz de esperanza para un cambio, o una evolución que nunca acaba de llegar. Algunos lo llaman envidia. Yo creo que tiene que ver más con el hecho de buscarle tres pies al gato, esterilizando el debate con cuestiones de procedencia, ideología, de egos, o gilipolleces que es mejor ni mencionar.
Alicante Noir ha sido el último ejemplo de ese desgaste innecesario que no beneficia a nadie. A pesar de ser un relato, que muchos quisieron (d)escribir antes de tiempo, los números acabaron avalando el éxito de un evento que en 4 días ha generado una veintena de actividades por las que han pasado más de 30 autores de lo mejorcito del género.
A pesar de la respetable ausencia de los agoreros, ha habido un respaldo de la gente que ha aprovechado un finde lleno de alicientes como el Mednight, los talleres de «Piedra, Papel tijera», estrenos de teatro, conciertos en el puerto, exposiciones con olor a nuevo…. para escribir su propia historia, solos o en familia, visitando el MACA, el Palacio del Portalet y los Pozos de Garrigós.
La ecuación ha cuadrado. Y la unión de literatura, patrimonio y cultura, ha traído consigo cenas, cervezas en terrazas, turistas llegados desde Barcelona (y otras partes) y fotos de Instagram de Autores de todo el país con el Castillo, el Barrio de Santa Cruz o La Explanada como fondo.
Terminado el acto, convendría preguntarse si no es eso lo que buscamos: un turismo diferente, un comercio alternativo, grandes nombres dando pie al crecimiento de nuestros talentos en ciernes, carteles de «sold out», nuevos lectores, trabajo para comunicadoras, community Managers, gestores culturales, azafatos… dar visibilidad a nuestro patrimonio, reivindicar el centro histórico de la ciudad…
Que no estés de acuerdo con el fondo, o con su financiación, es lícito. Pero que ese sea tu único argumento para hacer leña, denota cierta hipocresía. Porque, al final, nadie dejó de ir A 80 Mundos, a la SEU o a Pynchon. Es más, el negro complementó a toda la gama de colores que la literatura local nos ofrece cada fin de semana.
Y, de regalo, ha nacido Literates., una plataforma literaria para plasmar el talento joven de Alicante. Un plus como acicate para empezar a pensar en una segunda edición. A ver si en un año, convertimos las hachas de guerra, en cooperación.
Saldremos todos ganando. Y el malo, si es que lo hay, será capturado, juzgado y vilipendiado, o, incluso descrito y acusado públicamente si es menester. Pero eso, sólo si es necesario.
Los premios
“Alicante Noir” ha otorgado tres Premios a la mejor novela 2020 en esta primera edición, cuyos ganadores y finalistas son en sus tres categorías han sido:
- Premio Costa Blanca: Elia Barceló por “La noche de plata”,
- Finalista Costa Blanca: Blas Ruiz Grau por “No robarás”;
- Premio Nacional: Marta Robles por “La chica a la que no supiste amar” ,
- Finalista Nacional: Graziella Moreno por “El salto de la araña”;
- Premio Internacional: Joel Dicker por “El enigma de la habitación 622”,
- Finalista Internacional: John Banville por “Snow”.
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