Una crónica de festival es algo monótono, lees 100 y no sacas nada en claro, no sabes si, en realidad quien escribe estuvo allí o se limitó a retocar la nota de prensa que te manda la organización. No soy quien para juzgar a una banda por una hora en la que: la que es lista saca a relucir lo mejor que tiene, el comercial vende su último disco y la mayoría sintetiza su repertorio con un set-list que, es probable que repitan en todos los festivales en los que toquen este verano.
Lo mío es el cine, y antes de que nadie me critique, yo no entiendo de etiquetas musicales. Pero sí que me gusta dejarme llevar por las sensaciones, por eso, aunque Jon (el director) me dio una lista de grupos marcados en rojo para cada día, pasé de la matemática y los supuestos y me fui a ver lo que me apeteció, con un cuaderno, un boli y, en este primer día, una soledad que poco tenía que ver con lo que me rodeaba.
Nota 1. Dorian.
Lo vi desde las gradas de la zona VIP. A veces escuchas un grupo doscientas veces, y en la 201, aparte de divertirte, te das cuenta del matiz social que tienen sus letras, que tras el esperpento del Congreso, se agradece que lo crudo tenga un aliciente por discutir.
Me gusta que sean agradecidos y que no olviden que para estar aquí haya habido un momento previo en el que alguien apostó por ti. Ahora es fácil subirse a este carro del «Indie», pero apoyar lo independiente cuando aún no forma parte del Mainstream es guay.
Supongo que te pasa que no eres consciente cuando dejas de formar parte de lo raro para subirte a cantar a un escenario principal y tienes que agradar al personal con eso: «a cualquier otra parte» o «todo lo que siento por ti».
No por cantarlo más fuerte eres mejor fan. Más bien, se te nota que son las dos únicas canciones que conoces.
Nota 2. Zahara.
A mucha gente que conozco le gusta esta tía. Ya no sé si es por su música, porque la siguen en Instagram o porque ahora sale en la tele.
En el concierto hay mucha gente eufórica y prefiero no identificar si la adrenalina es natural o han tenido que tomarse cualquier mierda.
Hay colas para todo: tuens, vapeo, papeo… incluso para las zonas de descanso. Y eso que ésto acaba de empezar.
Un tío, que me ve escribir, me dice «que apunte huevos». El humor no falta. Me da que hay más juerga que gusto musical suelto.
Zahara toca la guitarra. Y tiene más bailarines que músicos a su alrededor. Canta bien y en las pantallas de los laterales resulta atractiva esa mezcla entre sensualidad, ritmos oscuros y una letra que no llego a distinguir del todo. Me suena que ésta la cantaba con Santi Balmes. Y la siguiente, leí que estaba inspirada en algún político de los que hoy estarán de vacaciones, mientras el país está paralizado, sin presidente, sin ministros, sin pactos.
A la gente de mi alrededor no parece importarle demasiado…
Nota 3. El escenario Jagger
Un refugio. La multitud me agobia y del rescate de la lista con nombres en rojo, veo que hay un escenario que la gente ignora. Desde este momento, este será mi sitio. Ahora entiendo a qué se refería Jon con éso de los festivales de antes…
Airbag. No sé que hacen aquí. Son demasiado buenos para tan poca gente. El tópico que titula el momento es que los viejos rockeros nunca mueren. Un poco de esencia de sala no vendría mal en todo lo artificial que suena en los conciertos de otros dos escenarios. Escuchándolos se me ha olvidado que tocaban los Foals.
Ahora soy uno de los cuatro gatos que no se van a mover ni por Foals, ni por Ladytron, ni por Bastille.
Nota 4. La distorsión y las mujeres
Paridad. Palabra de moda. Aquí somos mayoría. La cantante de Texxcoco, muy maja y activa, a pesar de llevar encima una guitarra (y con los pezones tapados) da el pistoletazo de salida a la happy hour de la distorsión. No las conocía, ni a ellos, ni a Mourn, pero si hago una peli a lo mejor meto una de sus canciones para alguna escena de rabia acumulada. Son muy jóvenes y tocan con mucho desparpajo. Nada que ver con el pop lineal ni el modoseo máximo que he visto por ahí.
NOVA TWINS. No conocía este grupo, y por eso mola este escenario. son grupos menos conocidos pero con los que te puedes quedar muy sorprendida, porque con muy poca producción puedan acercarse tanto al público y moverlo. Pienso que la esencia real de un grupo se ve así y no cuando ya no puedes olerlos.
Y estas chicas tienen algo curioso, su rebeldía y voz desgarradora. Una canta y toca la guitarra y otra el bajo y un batería… muy cañeras, muy rock… pero demasiado para mi… Vi sus videoclips antes de ver el concierto, y para ser un grupo underground tienen videoclips bastante currados y de presupuesto (o buenos amigos), la escena emergente de Londres sin duda, es mas potente que la de aquí. O tal vez, simplemente, se apuesta más por ella.
Quién sabe, quizá dentro de unos años sean ellas, o las chicas de Mourn o a la cantante de Texxcoco las que agradezcan que el Low apostara por ellas cuando la gente estaba atontada escuchando pop. O a lo mejor, la gente sigue escuchando pop y algunas locas seguimos pudiendo vivir así la música.
Yo lo agradezco.
Autora: Itziar Vélez.
Un articulo muy interesante. Gracias por la ilustración. Reciba un cordial saludo.