En Alicante no hay demasiadas tradiciones arraigadas. Saliendo del mundo fogueril, todo es efímero y tiene una fecha de caducidad inminente. Por eso, cuando un rara avis sobrevive, más allá de las quejas de los vecinos, del ninguneo de determinado personal, de los cambios políticos o de la actitud cambiante de la propia ciudad, se celebra: con una plaza llena, unas fotos en blanco y negro del decadente Barrio y una plataforma para subir a una azotea no tan improvisada a los 4+ 1 Beatles de Alicante, para que el vermut dominguero, casi inexistente el resto del año, tenga cabida en el final del puente de la Constitución a ritmo de los clásicos de la banda de Liverpool.
Y con este van ocho años… y once de rally fotográfico.
Me hace gracia que en toda esa pretensión de rehabilitación de la «parte vieja» de Alicante nadie haya pensado en el aperitivo mezclado con cultura. No hay más que ver la cantidad de gente que se acercó el domingo al Claustro para pensar que, tal vez, si esto fuera algo más que una tradición anual, El Barrio podría ser el centro neurálgico del vermút con epicentros como la plaza del arte y la ilustración (Santa María), la Plaza Quijano y su vacío espacio con el Centro Municipal de las Artes como acicate, la Plaza del Carmen, el Barrio de Santa Cruz, la Plaza del Puente (y sus vistas al castillo) o la Plaza de San Cristobal.
¿Os imagináis un concierto o una feria en cada una? con todos esos bares deficitarios de noche cambiando los chupitos por los cañeros de vermú de barril, el zumo de tomate, las ensaladillas, las olivas, las patatas con mejillones… y la luz…
Escuchar música de los Beatles tiene estas cosas. Que tu imaginación emerge y todo parece más fácil de lo que, en realidad, es. De hecho, ya ves, por un día se acaban todos los problemas de público, el boca a boca y la nocturnidad (y alevosía) que tantos quebraderos de cabeza nos dan.
Y no, esta vez, beber no es la excusa, sino la consecuencia, y hay hasta un punto de civismo que hace que la gente tire los vasos a la basura, deje pasar al que quiere salir de la plaza… los niños se entretienen, los mayores escuchan música, los bares hacen negocio antes (con los desayunos), durante (con las cervezas) y después (con las comidas). Los fotógrafos tienen perspectivas diferentes de la ciudad… y eso con un concierto de covers de los Beatles…
Bueno, todo hay que decirlo, The Liverpool Band, aparte de calcar bastante bien los clásicos atemporales, tienen muchas tablas, horas de local y un buen gusto, que lejos de caer en los tópicos de la guerra de egos Lennon vs McCartney, abre el abanico a dar protagonismo a mi cucaracha favorita: George Harrison, o se adentra en locuras cósmicas del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band con pinceladas del disco blanco.
Con toda esa magia subida a la azotea del Claustro ¿quién necesita postureo? los modernos están en la cama con resaca, pero entre el público encontramos músicos, artistas, directores de cine, cronistas de conciertos, fotógrafos, abogados, niños, economistas y parados cantando el «all you need is love«, el «while my guitar gently weeps«, el «come together», el «Here comes the sun» y, como no, un final épico con «let it be» y «yesterday».
Mira que me gusta el arroz, pero para mí, el mejor del año es el que me como el domingo del puente de la Constitución, y no por donde me lo coma, sino por la sensación con la que me lo como. Y es que estas cosas siempre me dejan un magnífico sabor de boca, y creo que no soy el único al .que se la dejan..
Vermut, cultura, musica y sol y luz por las calles del barrio. Ummmm me apunto…