¿Te acuerdas cuando podías aparcar en el centro de Alicante sin problemas?
No hace tanto tiempo desde que dejabas tu coche en doble fila para tomarte un café sin montar un pollo de libro, o cuando te podías permitir dejar la moto en la misma puerta de tu casa.
El Blue, aparte de triste en inglés, ha generado, aquí también, un problema que antes no era tal. Desde que las líneas de aparcamiento dejaron de ser blancas, hay más discusiones, más multas, un enemigo común con chaleco reflectante y una pelea constante entre ciclistas, motoristas y conductores de coche sin precedentes en Alicante.
Yo, como buen ciudadano sostenible, apenas uso el coche. Soy de los que tiene que bajar un par de veces a la semana a arrancar el motor para que la batería no se agote. Tanto tiempo hacía que no me daba un garbeo automovilístico un viernes, que se me había pasado quedarme con el detalle de que hasta los parkings están llenos, las colas se acumulan en sus accesos y que hay una lucha que ni en la II Guerra Mundial, por un hueco donde dejar tu «cuatro latas». Como ejemplo, viviendo en Pablo Iglesias, tuve que dejar el coche detrás del ADDA, A 1,2km de la puerta de mi casa.
El truco es sencillo, colocan unas plazas azules, que quitan los aparcamientos habituales de los vecinos de la zona. Éstos se quejan y se les conceden unas plazas de residentes pagadas que llevan el problema unas calles más allá, donde la historia vuelve a repetirse, hasta que, cuando te das cuenta, tienes todo el centro pintado de azul, y los barrios colindantes recogiendo firmas para tener sus propias zonas naranjas.
Mientras tanto, sacan una app que ya tiene, por obligación, medio Alicante, las empresas de transporte suben el billete, los parkings hacen el agosto todo el año y los de siempre, nos tragamos el humo, los gastos y toda la mierda burocrática para, encima, pagar por nuestro hueco reservado o un garaje que, de media, ha subido un 30% en el último año y medio.
Lo más gracioso es que encima, en vez de repercutir en nosotros, el dinero va a una empresa privada. Y la pregunta es que si cada día se matriculan menos coches y los jóvenes ya no se sacan el carné ¿cómo puede ser que haya más coches circulando?
Total, que los jóvenes de hoy hacen bien, porque tener coche es un quebradero de cabeza y no tenerlo es ser consciente de que el transporte público deja bastante que desear. Así que… ¡estamos arreglaos!
Gabriel dice
Es lamentable como hay miles de lugares que se podría ocupar para estacionar pero por la codicia de unos pocos, nos vemos todos perjudicados. Alicante es una ciudad hermosa como pocas… Pero aparcar es un verdadero dolor de cojones!