La edición otoñal del Atiende Alicante 2015 empezó allá por septiembre con un guateque con Dragtones, luego llegó el pijama del loco de Fumaça preta, los niños (y l@s que tenemos muy desarrollado el síndrome de Peter Pan) tuvimos también un espacio en esta bonita historia con la magia del Show de dodo. Corrina Repp puso la clase y el sosiego, justo antes del borrón de Rivulets y el lujo de ver a Calvin Johnson en el que esperemos sea el primer concierto de muchos en la ermita de Santa Cruz. Y para el final quedaron los dos dejavús: el primero con MFC Chicken y el pasado viernes con un grupo cuya última visita nos cambió un poco la vida: Pony Bravo.
Para muchos, lujo es comprarse un Mercedes, tener una casa grande o que te regalen un anillo con tantos brillantes que te da miedo ponértelo para salir a la calle. Para l@s mundan@s pobres, como nosotr@s, en cambio, el verdadero placer es poder ver a todos estos grupazos y otros como Pájaro, The Saints, Silver apples, Guadalupe plata, the new raemon, Gemma Ray o Ned Collete, que pasaron por aquí en temporadas anteriores.
Muchos nos decían, cuando llegamos, que Alicante era una ciudad moribunda. Pero la buena música, y la cultura en general, es capaz de resucitar al más desahuciado de los muertos. Por eso, no sería de recibo despedir esta edición del Atiende Alicante 2015 sin dar las gracias a Alejandro y a Miguel por las ojeras, los dolores de cabeza y por acordarse de grupos como Macumba brothers, The fingertips, Vaquero caballo, y otros grupos emergentes de la ciudad, a la hora de completar los carteles. A l@s osad@s que, muchas veces sin tener ni puta idea de quienes eran los que tocaban, se pasaban cada domingo por el Arniches y el lunes por este blog a leer las crónicas. En definitiva, a l@s que todavía creen en esta ciudad, en la cultura y en lo importante que es disfrutar con ella.
Del último concierto, poco más que lo que os dijimos en la primera crónica que hicimos en esta ciudad os podemos decir. Esta vez, tampoco hubo setas, ni bungalows, ni postconcierto en la Ambrossía, ni clase magistral de músicas desconocidas, ni debates sobre Stewart Copeland o John Bonham. Pero sí que nos dio tiempo a permanecer en la parte de la raya que más nos conviene, saludar a la niña de fuego, darle la patada al turista que viene a Alicante en vez de a Sevilla, decidir que el 20D volveremos a pasar de los políticos liberales y bailar como descosidos en esta rave de Dios, que es la vida, la única que tenemos y la que nos enorgullece vivir metidos en la Stereo, sentados en el Arniches, subiendo a la ermita de Santa Cruz, o viendo pinchar a Santa Leonor entre cuatro furgonetas de comida rápida.
Para la siguiente acordaros de compraros el abono completo, que se rentabiliza solo, esperamos ver en directo a Vera Green, y otros grupos locales con el talento por bandera, muchos más nenes aprendiendo a paladear la música en vivo y que las perturbaciones mentales sean más propias del placer de ver los directos que de la enajenación transitoria de las expectativas.
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