Dos frases resumen lo que han sido las navidades en Alicante:
- «Para Barcala la Navidad no es más que el Mig Any de las Hogueras.»
- Mi sobrina de 12 años: «Aquí no parece que sea Navidad».
Y es que la cosa empezó caliente con la polémica de las luces en la que no entramos por considerar que hay gastos más propios de los comerciantes que del Ayuntamiento. Pero bueno, teniendo en cuenta que la actual corporación pasa más tiempo en actos litúrgicos y presentaciones festivas que aportando cambios reales al devenir de la ciudad, parece lógico exigir que el periodo navideño sea algo más que unos hinchables, luces surrealistas y un par de focos concretos caracterizados más por el mal gusto musical que por otra cosa.
Como amante ateo del fervor familiar que genera la Navidad, me gusta la importación de cosas como el callejeo de las corales autóctonas del fin de semana previo a la Nochebuena, ver a miles de fofisanos correr la San Silvestre, el video mapping del ayuntamiento o el mercado navideño, con sus villancicos pedantes, turrones y peladillas incluídos, del Palacio Provincial.
El resto ha sido una mezcla entre escasez, caos de tráfico (a pesar del flamante autobús gratuito de la Navidad) pena y algún que otro halo de normalidad adaptada, sobre todo por los museos.
Y es una pena, porque son muchos los turistas y los hijos pródigos que regresan a casa en estas fechas y da pena ver parada la programación de los lugares donde normalmente se programa cultura y la poca oferta para niños con más cabeza (o padres con más intención) que lo que la parte comercial de estas fiestas propone.
En resumen, triste como la última imagen de las fiestas con padres y abuelos exaltados impidiendo a niñ@s ver la Cabalgata, con algunos hasta fumando en la cara de nenic@s de apenas 5 o 6 años o discutiendo por cuatro caramelos que cuestan unos céntimos de euro en Mercadona. Quizá esa imagen de mala educación sea lo más tradicional que tengamos aquí, o tal vez no sea más que un aliciente para que este año, en vez de paripés eclesiásticos, los gobernantes de esta bendita tierra de San Nicolás, prediquen con el ejemplo y tengan un poco de mejor gusto para las navidades venideras.
Deja una respuesta