Blancanieves.
- Día: 22 de enero, domingo
- Lugar: Teatre Arniches (Alicante)
- TEATRO DE OBJETOS/ FAMILIAR
- Compañía: La Chana Teatro
- Crónica: Jon López.
A veces dudo en quien es el niño, o la niña…
Si algo te enseña el hecho de ser padre, es que aunque el estrés te haya evitado ver la realidad con los ojos de un menudo contenedor de sueños, la ilusión sigue ahí, esperando a que la desenvuelvas y le quites el polvo de rutina que acumula.
El mundo es el que es. Y por suerte hay gente como La Chana Teatro, que cuando acompañas a tu retoña a aprender a querer, y a disfrutar, el teatro, te ilustra a ti también, en el juego de dar significados mágicos a las luces que tienes alrededor.
Sí, yo también, al escuchar luz pienso en facturas. Y al pensar en lámparas, se me va la cabeza a la pesadilla de pasar una tarde en Ikea. Pero para eso está la escena, para buscar un hilo de unión entre lo que tú ves y tu hija entiende a través de algo tan «manido» como el cuento de Blancanieves.
Ahora que, por fin, hace frío, el doble sentido de la nieve tiene su aquel. En ojos de una princesa sin corona de tres años, el Arniches se convierte en un refugio. Lucía ha heredado de mí la ilusión por descubrir y aunque es inquieta en muchas otras cosas, cuando la luz se apaga y salen los títeres, o el cuentacuentos, abre sus ojos de interpretar y hace honor a su condición de esponja, para captar lo que su mente por hacer le deja.
La gran diferencia entre un adulto y un infante, es que su experimentación es más intensa. Y te sujeta la mano fuerte, cuando tiene miedo. O ríe sin contenerse. O grita. O pregunta, cuando no entiende. O llora cuando se siente identificada y pierde una parte de su condición de única… e irrepetible. El mundo le dirá que no lo es. Pero ella no tiene porqué creérselo.
Y eso es lo mágico. Que a ella no le preocupa que la madrastra sea un candelabro, sino que da vueltas. O se devana los sesos pensando cómo una persona puede ser Gila, un relejo, Alfredo Landa, un juglar que versa la vida y el narrador a la vez. Para ella el teatro es la magia sin varita, los cuentos las metáforas de su día a día y los domingos de Som Menuts, su día especial del mes.
El aplauso para Jaime Santos es su elección. Tres veces, seguidas de «algún día voy a cantar en el escenario»- . ¡Qué inocente! y qué hermoso no conocer la palabra imposible, o tener intacta la capacidad de montarse su película sin miedo a ser decepcionada. Aunque, a veces, le duela o le haga reír sin que ella misma, aún, sepa bien porqué.
– «Quiero una pelota para rodar como Agustín, una casa con ruedas, dormir en el techo… y, y, y… – eso, no pares, que hay cosas que no hay porqué entender del todo. Basta CON DISFRUTARLAS. Y con agradecerlas, no a mí, ni a su madre, ni a los Reyes que le trajeron las entradas. Sino a La Chana por hacerlo posible y al Arniches por rebuscar, encontrarlo y programarlo.
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