En texto:
Ya es viernes, San Sebastián y previa del día mundial del abrazo, por si os queréis anticipar. Y más con esta ola de frío que dicen los expertos que se avecina.
El consejo de estado confirmó ayer el recorte del trasvase Tajo-Segura. Si pasáramos menos tiempo discutiendo sobre quién tiene la culpa y más tiempo buscando soluciones y consensos, igual daríamos con el camino para no depender de terceros y encontrar agua para siempre.
El Grupo Baraka sigue su cruzada para sangrar a la diputación con la complacencia de la Baronesa Thyssen. Museos sí, pero no a cualquier precio.
Igual es más importante saber porque el Castillo de San Fernando sigue abandonado y deteriorado y sin el uso cultural que, supuestamente, se le iba a dar.
De Fitur siguen llegando milongas de muchos colores. De lo real nos quedamos con dos cosas, una la confirmación de la exposición de los Guerreros de Xiám en el MARQ, y otra la verdad en boca de Luis Castillo, presidente de APHA, que dice que En dos días en Fitur no he escuchado a nadie hablar del centro de congresos en Alicante o la conexión ferroviaria con el aeropuerto.
He ahí dos de las realidades que mejoraría no el turismo, sino la vida de los alicantinos. Pero en el metaverso hay cosas con las que no te puedes fotografiar, y claro, quedas mal después de que hayan pasado cuatro años y las promesas electorales hayan quedado en nada.
La cultura sí es una realidad, aunque no consiga atraer los focos turísticos. Hoy toca Santi Campos en la Sala Euterpe, y cerca de allí, en el refugio, tenemos la primera jam jazzera del año. La Zafirina y Gato Pardo presentan “el artefacto” en el Arniches, en el Principal, también hay teatro: Elektra 25, y las opciones para reírse corren a cargo de Improvivencia en el Tumbao y Marco Antonio castaño en La Cuna de Elche. En la casa de cultura de Villena se presenta “prehistorias de mujeres” de Marga Sánchez y si queréis más planes culturales, ya sabéis donde tenéis que ir: a alicantelivemusic.com y a sus redes.
Cierro la semana con una frase de Voltaire: La felicidad siempre nos espera en alguna parte, a condición de que no vayamos a buscarla.
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