28 años, uno más de los que duraron vivos Kurt Cobain, Jim Morrison, Janis Joplin o Jimmy Hendrix, parroquianos habituales, en los altavoces de un mítico bar de El barrio que el sábado chapó su persiana para siempre.
El Supporter pasa a formar parte de la lista de recordados, junto al Cure, al Vodoo, al Dallas, a la Ambrossía, al Bugatti o al Casablanca… en definitiva, una versión de una ciudad que ya sólo conocerán los viejos, y nostálgicos, camisetas negras, huérfanos hoy de uno de los refugios más recurrentes de la noche alicantina.
El criterio, con contadas excepciones, ha pasado a mejor vida. El Jaggermaister ha sustituido al whisky a pelo, los hombres que no lloraban ahora bailan, las noches de desenfreno han dado paso al jodido tardeo y el respeto a los mayores, se fue por el mismo camino que el criterio.
Una ciudad sin referentes, es una ciudad vacía. Y aunque la ley tenga sus matices, la policía solo entiende las órdenes de quienes las dictan. Esos no entienden que Aitor, y sus sesiones, eran un reclamo turístico, tan bueno como cualquier atractivo de esta ciudad. Pero no, hay que tocar los cojones, no sea que después de 28 años de gresca no se haya cansado lo suficiente.
La historia aquí, tiene el mismo poder que el vagabundo de la Concatedral. Mucho plan de ciudad y mucha hostia, pero luego no se valoran los esfuerzos, ni las inversiones, ni el haber sobrevivido a crisis, cambios, generaciones… No, la música hace ruido, pero los coches no. La música es un estorbo, a no ser que sea el jodido reggetón que han puesto en la pista de la Plaza de la Muntanyeta o en la vieja estación de autobuses todas las navidades.
Y lo mismo ocurre con la fiesta. Es curioso la permisibilidad que hay con determinados botellones encubiertos o ruidosas (y patrocinadas) iniciativas callejeras, y lo picajosos que se ponen con las terrazas, la hora de cierre o las fiestas a puerta cerrada, que tanto gustan a los que salen de pascuas a ramos.
En definitiva, acabaremos teniendo la ciudad que nos merecemos por votar a quienes votamos. Y l@s que tenemos apego por la nostalgia, seguiremos viendo como se agotan nuestros recursos culturales nocturnos, a base de decretazos, policías que cumplen órdenes y restricciones de libertad que derivarán, seguramente, en más mediocridad, más pasotismo y menos originalidad.
Larga vida a la memoria y a los que, a pesar de todo, siguen manteniéndose firmes para conservar la parte más punk y alternativa de esta ciudad.
Pepa dice
Absolutamente rotundo y fantástico artículo, Jon….no puedo estar más de acuerdo con lo que dices, más verdad que la tierra.un abrazo y ojalá cambien las cosas a mejor…esto es una lucha de titanes…
Fernando dice
Que yo sepa el Supporter no ha cerrado por ningún decretazo ni persecución policial.
La nostalgia q provoca el cierre de bares q han formado parte de nuestras noches de marcha, y q ya no tendrán repuesto ni parecido, resulta muy triste. Pero de ahí a defender el ocio nocturno sin horario, aun a costa del.descanso de los vecinos, y las inacabables terrazas como.si la calle fuera del todo suya….hay un trecho!!!
Vamos!!! Que has mezclado churras…con merinas.
Jarmusch dice
A costa del descanso de los vecinos hay una cosa que se llama tardeo, con sus mierdas de megáfonos y falta de respeto. El que curra toda la semana se merece una siesta sin aguantar las mierdas de despedidas de solter@s que patrocina esta ciudad. La música del Supporter ni se escuchaba al pasar por la puerta.