Estimado sr Alcalde:
Dentro de, apenas dos meses, Alicante tendrá un gran stand en Fitur tratando de vender bondades como el sol, la luz, el Maca, la cultura emergente, la gastronomía… ahora mismo, hay un equipo enviado en Londres tratando de vender, también, la Provincia como un paraíso del golf. Se gastaron barbaridades en tratar de convencer a la buena gente de Goteborg y de Lisboa de que Las Hogueras son una fiesta única y diferente ¿pero para qué sirve todo ésto si cuando buscas Alicante en el Google lo primero que aparece es: Alcalde corrupto?
He ahí la responsabilidad menguante a medida que la poltrona te atrapa y tus principios, en la oposición, se convierten en una copia exacta de las excusas de tus predecesores. Y el supuesto cambio, que ilusionaba a más de la mitad de la población, se transforma en otro caso de «más de lo mismo».
Es lo que tiene votar al menos malo de los mediocres. Los que ganan méritos ascendiendo en partidos de estructuras piramidales, que cansan a los que, verdaderamente, tienen principios y ganas de cambiar las cosas. Usted ha cometido un error, bueno, en realidad, dos: rodearse de malos asesores y pecar de soberbia. Las vistas orales, no son más que una consecuencia de su incapacidad de trabajar en equipo. Con la gente de su partido, porque está tan lleno de buitres, que hacen que acabe usted viendo fantasmas y teniendo más miedo, a que rapiñen sus desdichas, que ganas de trabajar.
Y con sus socios de Gobierno, porque aunque tienen portavoces tan anodinos como usted, sí que cuentan con entusiastas ciudadanos responsabilizados con las ganas de cambiar 20 años de barbaridades, que dejan en evidencia a los que no hacen bien su trabajo.
He ahí la clave: El compromiso. El que hace que priorices los intereses de la ciudadanía y no los tuyos o los de tu partido. El que hace que lleves a cabo políticas que no requieren palmaditas, ni medallas, ni fotos. Para éso ya estaba el PP con sus corbatas, su gomina, sus vestidos de fiesta y su prensa afín. No era una cuestión de vender imagen, sino de concienciar a una parte de la población dormida, que necesitaba ilusionarse.
Pero más que ilusión, hemos encontrado decepción. El desencanto de ver como el señor Barcala, no tiene ni que molestarse en hacer oposición. Ya la hacen ustedes mismos con sus actos. La frustración de que tras el personalismo no haya más que otra ristra de vulgaridad de la que es muy difícil sacar un heredero, o heredera, dign@. El chasco de la pérfida escusa de que la herencia les ha dejado sin margen de maniobra. Y la última desfachatez de emular al más estúpido de los kamikazes, escondiendo vuestros errores, en la culpa ajena, pensando que 6 concejales, que hasta ahora no han demostrado casi nada, van a hacer el trabajo de 14 y una burla final exigiendo a un funcionariado, al que han vuelto loco en los últimos dos años, que les saque las castañas del fuego con la profesionalidad que usted y sus secuaces, hasta ahora, no han demostrado.
El PSPV, de la segunda ciudad más importante de la Comunidad Valenciana, no es más que un discurso añejo que ya nadie se cree. No porque no sea viable, sino porque llevan dos años haciendo el ridículo y dejando en evidencia a esos votantes idealistas que les otorgaron la confianza de liderar un cambio que nunca llegó. Más que un partido de izquierdas parecen un club de peperos frustrados, a medio camino entre el Felipe González de la chaqueta de pana y el que ahora acaba de quemar sus ideales «socialistas», «obreros» y «de izquierdas», en una cámara de gas (natural).
Cuando en 2019 se inicie otro periodo de 4, 20, 30 o 50 años de penumbras e inmovilismo, los nuevos gestores del Ayuntamiento tendrán como escusa la incapacidad de la izquierda de llevar a cabo el proyecto común de las pataletas diarias. Y los que, a pesar de todo, seguiremos abogando por el cambio, nos acordaremos de este momento en el que un señor alcalde, su partido y sus socios adheridos, perdieron la oportunidad histórica de llevarlo a cabo.
Dimita usted, por coherencia, por responsabilidad, por el supuesto amor que le tiene a Alicante, por el futuro y por el cambio, que su condición de imputado (que hace 3 años era motivo de crucifixión pública) le impide liderar. Valore usted esta cuestión desde fuera. Haga honor a su condición de politólogo y abogado de las causas perdidas. Viaje usted sin siglas y vea el ridículo espantoso que está haciendo, lo que ven los ciudadanos de esta ciudad y lo que les llega a los que no están aquí.
En política los errores se pagan y usted ha cometido dos. No cometa un tercero alargando esta agonía o cerrando el paso al cambio por el que mucha gente lleva(no se olvide) 20 años peleando. Esa es su responsabilidad y si fuera usted un buen alcalde, no haría falta que se escribieran artículos como éste. Porque Alicante es cultura, turismo, golf, playa, gastronomía… no un alcalde corrupto como dice Google.
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