La teoría de que la mayoría de los políticos viven en Babia quedó ratificada ayer, cuando en mi enésimo ejercicio de masoquismo, viendo «la vuelta al cole» de «nuestros representantes», escuché a la Ministra de trabajo, Fátima Báñez, decir, literalmente, que: “El empleo que llega con la recuperación es de más calidad que el destruido por la crisis”. ¡Olé sus ovarios! y Olé la pantalla que le debe impedir ver más allá de su ombligo político con tus seis pisos, dos fincas, un solar, sus dietas de alojamiento , los 69.671,76 euros al año (que tiene de salario) y a saber…
En esa situación, debe costarle imaginar que hay gente que se muere de hambre y rebusca en los contenedores de basura, parad@s que llevan sin trabajar cuatro y cinco años, o pobres que siguen perdiendo pisos a pesar de esa calidad de la que la señora Ministra hace gala.
Si algo le agradezco a esta vida es que en el momento que me pude plantear hipotecarme, tuve la lucidez de no hacerlo. Eran otros tiempos, en los que los periódicos me pagaban más de 100€ por los artículos que ahora escribo GRATIS, en los que los hosteleros tenían pasta suficiente para darme el doble(y hasta el triple) de lo que el convenio de músicos dice ahora que el artista debe cobrar por un bolo y en el que el mileurista era «el pobre».
Luego llegó la crisis, y los licenciados acabamos de jardineros, los jardineros de camareros y los camareros… a saber. Los mil euros de mínimo se convirtieron en 700 y las ocho horas al día, se fueron convirtiendo en 9, 10… según el grado de hijoputismo de quien te pagaba, que rápidamente se aprendió de memoria la coletilla de: «si no lo quieres hacer tú, hay 5millones de parados esperando».
Y claro, nos fuimos bajando los pantalones: no te pago las vacaciones, curra los domingos, si te echo te pago 20 días por año trabajado (en lugar de 45). ¡Te voy a hacer un contrato de media jornada! y todas esas lindezas que los que vivimos la realidad hemos sufrido.
A mí, con todo este panorama, me dio por enamorarme y cambié la Comunidad más próspera del país, por la más corrupta. Aquí, en Alicante, los criterios de calidad del trabajo se miden en «lo que sale más barato» y, al llegar, tenía un déficit de «amiguismo» en las concesiones «a dedo» que durante más de 20 años se encargaron de normalizar las compañeras de partido de la Ministra que ayer, una vez más, metió la pata.
En 4 años he probado las mieles del salario en negro, el único contrato que he firmado, me llevó a trabajar de sábado a jueves a más de 30km de mi casa y en los ratos libres, escribiendo artículos gratis, crónicas de conciertos cobrando entradas (cuando Dios quería), informando a la gente de todos los actos culturales de la Provincia (por amor al arte) y generando, a base de trabajo, el mayor crecimiento en redes sociales (con más de 2000 visitas diarias, cuatro mil y pico «me gustas»…) que los medios autóctonos hayan vivido.
A todo ésto, los proyectos hay que macerarlos… en el camino he estudiado dos cursos, he sido un habitual en todo lo que organizan en el Centro de Emprendedores, en la Universidad o en cualquier estamento que busque la mejora curricular de los aspirantes al mileurismo actual. He escrito un libro, he organizado conciertos perdiendo dinero, me metí en el Consell de Cultura de la ciudad y ahora me he lanzado a eso del emprendimiento que tanto le gusta promover al Gobierno Central actual.
Allí, la prima de Riesgo, está casada con el tío del miedo. Dando forma al proyecto llevo gastados más de 600€ en un mes, y todavía me queda decidir si quiero pagar la cuota de autónomo, crear una empresa, asociarme con una cooperativa, o ser una asociación (para ver como va el arranque). Como tengo más de 30 años, me toca hacer de comercial, de comunicador, de socio capitalista, de administrador, de abogado, de Community Manager, de Seo y de publicista. Si quiero dinero: tengo que negociar con el banco (y yo sin hipoteca) y aunque en cierta manera, mi proyecto es un bien social, aún nadie se ha animado a ayudarme ni con espacios, ni con materiales, ni, claro está, con financiación.
Resumiendo, está claro que a la señora Báñez le hace falta un paseo por la realidad, porque igual que mi caso, o peores, podría contarle otros mil: desde abogados hasta los cojones de los cambios de legislación, hasta médicos que han perdido calidad de vida, pasando por trabajadores por cuenta propia cada vez más ahogados, hosteleros hastiados, funcionarios, parados intermitentes.. Pero antes de éso, habría que cambiar una cosa intrínseca en su frase: el significado de calidad, que poco tiene que ver con lo que su partido promulga con los 2 criterios con los que suelen definirlo: 1. lo más barato. Y 2: lo que hace mi amigo.
Atentamente: Alicante Live Music.
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